viernes, 6 de enero de 2023

El pequeño gran Rey



Cuando un artesano construye un instrumento, le da la forma que corresponde a su función. Así, el mejor de los artesanos, Dios, ha hecho al hombre de modo tal que pudiera desarrollar su función como rey de la Tierra.

La superioridad que deriva de poseer un alma, lo mismo que el aspecto físico, la autonomía, el gobierno de la propia voluntad ¿no son prerrogativas del poder real? Agreguemos el hecho que el hombre fue creado a imagen de Aquel que gobierna el Universo. Todo demuestra que desde el principio, su naturaleza fue marcada por la regalidad.

Según las costumbres, los pintores que retratan a los reyes no buscan de representarlos detalladamente su figura, sino de indicar su dignidad, pintando un vestido de color púrpura, de modo tal que la gente, mirando aquella imagen, pueda decir: "He aquí el Rey". 

También el hombre es rey. Creado para dominar al mundo ha recibido la semejanza con el Rey Universal, es la imagen viva que participa con su dignidad a la perfección del divino Modelo. 

Pero esta dignidad no tiene como signos los vestidos de púrpura, el cetro o una diadema, dado que tampoco Dios tiene estos signos. Más que de púrpura, el hombre se ha revestido de virtudes, el hábito más real de todos; en lugar de un cetro, él posee la alegre inmortalidad; en lugar de una diadema, brilla en él la justicia. 

Así todo, en el hombre, se manifiesta la dignidad real, la perfecta semejanza con la belleza de Dios.

San Gregorio de Nisa, La creación del hombre 4.


La Adoración de los Magos, s. XIV, Gentile da Fabriano, Galleria degli Uffizi, Florencia. 

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