jueves, 29 de septiembre de 2011

Fiesta de Santos Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael


El texto del Oficio de Gregorio Magno de hoy, fiesta de los Santos Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael nos recuerda el lugar en el que aparecen en la escritura y como para la teología de hace un tiempo eran algo más que un detalle pintoresco o una influencia babilónica. 

SEGUNDA LECTURA
De las Homilías de san Gregorio Magno, papa, sobre los Evangelios
(Homilía 34, 8-9: PL 76, 1250-1251)

El NOMBRE DE «ÁNGEL» DESIGNA LA FUNCIÓN, NO EL SER

Hay que saber que el nombre de «ángel» designa la función, no el ser, del que lo lleva. En efecto, aquellos santos espíritus de la patria celestial son siempre espíritus, pero no siempre pueden ser llamados ángeles, ya que solamente lo son cuando ejercen su oficio de mensajeros. Los que transmiten mensajes de menor importancia se llaman ángeles, los que anuncian cosas de gran trascendencia se llaman arcángeles.
Por esto a la Virgen María no le fue enviado un ángel cualquiera, sino el arcángel Gabriel, ya que un mensaje de tal trascendencia requería que fuese transmitido por un ángel de la máxima categoría.
Por la misma razón se les atribuyen también nombres personales, que designan cuál es su actuación propia. Porque en aquella ciudad santa, allí donde la visión del Dios omnipotente da un conocimiento perfecto de todo, no son necesarios estos nombres propios para conocer a las personas, pero sí lo son para nosotros, ya que a través de estos nombres conocemos cuál es la misión específica para la cual nos son enviados. Y, así, «Miguel» significa: «¿Quién como Dios?», «Gabriel» significa: «Fortaleza de Dios» y «Rafael» significa: «Medicina de Dios».
Por esto, cuando se trata de alguna misión que requiera un poder especial, es enviado Miguel, dando a entender por su actuación y por su nombre que nadie puede hacer lo que sólo Dios puede hacer. De ahí que aquel antiguo enemigo, que por su soberbia pretendió igualarse a Dios, diciendo: Escalaré los cielos, por encima de los astros divinos levantaré mi trono, me igualaré al Altísimo, nos es mostrado luchando contra el arcángel Miguel, cuando al fin del mundo será desposeído de su poder y destinado al extremo suplicio, como nos lo presenta Juan: Se entabló una batalla con el arcángel Miguel.
A María le fue enviado Gabriel, cuyo nombre significa: «Fortaleza de Dios», porque venía a anunciar a aquel que, a pesar de su apariencia humilde, había de reducir a los Principados y Potestades. Era, pues, natural que aquel que es la fortaleza de Dios anunciara la venida del que es el Señor de los ejércitos y héroe en las batallas.
«Rafael» significa, como dijimos: «Medicina de Dios»; este nombre le viene del hecho de haber curado a Tobías, cuando, tocándole los ojos con sus manos, lo libró de las tinieblas de su ceguera. Si, pues, había sido enviado a curar, con razón es llamado «Medicina de Dios».




sábado, 24 de septiembre de 2011

Frases

"
“La Iglesia es intolerante en los principios porque cree;
pero es tolerante en la práctica porque ama.

Los enemigos de la Iglesia son tolerantes en los principios porque no creen;
pero son intolerantes en la práctica porque no aman”.

[R.P. Reginald Garrigou-Lagrnage O.P.]

martes, 20 de septiembre de 2011

Tentación y grandeza de la teología by J.Ratzinger


"En ocasión de una conferencia que tuve que dar en el sur de Italia, pude visitar la magnifica catedral románica de Troia, una pequeña ciudad de Apulia. En ella me cautivó ante todo un relieve algo enigmático en el púlpito, del año 1158. (...) Este relieve muestra tres animales, en cuya interrelación el artista quiso presentar la situación de la Iglesia de su tiempo. En la parte inferior se ve un cordero, sobre el que se ha arrojado vorazmente un león. Lo tiene firmemente atrapado con sus fuertes garras y con sus dientes. El cuerpo del corderito ya esta desgarrado. Se le ven los huesos y que algunas partes le han sido ya devoradas. Sólo la mirada infinitamente triste del animal asegura al observador que el cordero medio mutilado todavia vive. Frente a la impotencia del cordero, el león es expresión de fuerza brutal, a la que el cordero nada puede oponer más que su angustia desvalida. Es claro que el cordero simboliza a la Iglesia, o mejor, a la fe de la Iglesia y en la Iglesia. (...) Sobre el león se arroja un tercer animal, un pequeño perro blanco.  Desde el punto de vista de las fuerzas parece totalmente desproporcionado frente al león, pero, no obstante, con dientes y uñas se arroja sobre el monstruo. Quizá el mismo se convierta en victima del león, pero su intervención obligará a la bestia a soltar el cordero. 
(...)
Probablemente lo más correcto es entender el conjunto a partir del lenguaje simbólico clásico de la iconografía cristiana. En ella el león puede representar el demonio o -más concretamente- a la herejía, que desgarra la carne de la Iglesia, la mutila y la devora. El perro blanco es simbolo de fidelidad; es el perro del pastor, que representa al pastor mismo. (...) En opinión de un amigo, el pequeño y valiente perro, que salva a la fe del ataque del león, es imagen de la ciencia sagrada. Pero cuanto más lo pienso, tanto más me parece que la escultura -aún cuando se pueda interpretar en esa línea -más bien deja abierta la pregunta. La imagen no es una simple alabanza de la teología, sino un llamado, un examen de conciencia. una pregunta abierta. Solo el significado del cordero está claramente determinado. Pero los otros dos animales, el león y el perro, ¿no representan las dos posibilidades de la teología, sus caminos opuestos? El león ¿no representa la tentación histórica de la teología de enseñorearse de la fe? ¿No simboliza aquella violentia rationis, aquella razón autosuficiente y violenta, de la que un siglo después Buenaventura había de hablar como de una forma defectuosa del pensar teológico? Y el perro valiente representa entonces el camino opuesto, una teología que se sabe al servicio de la fe y, por eso, asume hacer el ridículo, señalando sus límites a la desmesura y la soberbia de la mera razón. Pero si es así, ¡que cuestionamiento es entonces el relieve del púlpito de Troia a los predicadores y teólogos de todos los tiempos! Pone frente al espejo tanto al que habla como al que oye. Es un examen de conciencia para pastores y para teólogos. Pues ambos pueden ser devoradores o guardianes. Y así, como una cuestión nunca terminada, esta imagen nos interpela a todos." (Naturaleza y misión de la teología, Buenos Aires, 2007) 

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Vexilla Regis


Vexilla Regis, himno usado en las Visperas de la Fiesta de la Exaltación de la Cruz.

El monje y el paraiso

La vida cristiana es esencialmente trascendente, se ordena al cielo y el monaquismo es la expresión más exacta del anhelo escatológico que parte de la restauración del Paraíso interior en el alma, por la gracia, hasta el Paraíso definitivo, que es el cielo. Y así como los ángeles en el Paraíso-cielo gozan constantemente de Dios, la vida monástica anticipa este estado: es una condición celeste porque está libre de toda preocupación temporal, pero este estado, por muy sublime que pueda ser, es sólo una anticipación del paraíso definitivo que ha de venir. El monje sabe muy bien que el paraíso del claustro no es más que un estado transitorio, orientado hacia el Paraíso de la Jerusalén celestial. Es una verdadera anticipación del paraíso final, una participación germinal en los mismos bienes que disfrutará un día. De este modo el monje une su voz al grito anhelante de la creación que espera la liberación final impulsada por el vivo deseo del paraíso escatológico. Está ciertamente con el Señor, pero espera el día en que su unión será irreversible y cara a cara. Evagrio Póntico, el gran teólogo del monacato antiguo, escribe: “El justo está en este lado de la ciudad que es la herencia de los perfectos: pero el perfecto está ya con el Señor en el Edén y en la Jerusalén celestial, porque se halla dentro de ella.” (P.Fr.Armando Díaz O.P., “Los angeles y el demonio del mediodía”, Córdoba 2010)

miércoles, 7 de septiembre de 2011

De Profundis (II)







"Desde lo profundo clamo a ti, Señor"




2.LA TRADICIÓN CRISTIANA

El salmo 130 siempre ha ocupado una posición importante dentro de la tradición cristiana. La redención de Israel cantada en el v. 8 fue vista cumplida en Jesucristo, que «salvará a Israel de todos sus pecados»1. Contribuyó a esta importancia el hecho de que fuera incluido dentro de los siete salmos penitenciales y en la tradición litúrgica. En esta sección estudiaremos la recepción que tuvo este salmo en la época patrística.
Para entender la importancia de lo «profundo» en esta tradición es necesario notar que en la LXX fue traducido como βαθος. Este mismo término fue usado para traducir otros pasajes como Miq 7,19 o Jon 2,4, lo que no se correspondía exactamente con la biblia hebrea2.
Además βαθος fue usado en los textos del Nuevo Testamento. Muy influyente fue el uso que le dió Pablo en Rom 8,38-39, donde se refiere a lo profundo como algo que es incapaz de separarlo de Cristo. En cambio, en Rom 11:33 lo utiliza como elogio a la sabiduría y ciencia de Dios. En este uso tanto negativo como positivo de βαθος, Pablo esta en consonancia con la tradición hebrea vista anteriormente.
Orígenes, en su comentario de nuestro salmo, señala que la persona que busca en las profundidades de Dios, es el que clama al Señor desde las profundidades. También asocia la profundidad a la oración. De esta manera el comienzo del salmo querría indicar una oración verdadera, no superficial, que no solo esta en los labios sino también en lo profundo de la persona3.
Se sabe que Orígenes tuvo una gran influencia sobre San Juan Crisóstomo. Para el padre griego, la profundidad indica una oración intensa, que une corazón y mente, con gran celo, que transforma la vida interior de la persona4. También Teodoreto de Ciro, se refiere a la profun- didad como la oración que nace del corazón5.
En los padres latinos, Hilario de Poitiers, hace directamente referencia a la interpretación paolina positiva de la profundidad (Rom 11,33). Así cuando comenta el salmo 130 dice «la mente humana no penetra en los arcanos y profundos decretos del inescrutable juicio divino»6. Pero también explora una interprtación ya propuesta por Orígenes. El grito desde lo profundo es un grito sincero, desde el corazón, interior, y no solo con los labios y exterior. Pero para el padre latino puede haber una tercera interpretación. La profundidad puede ser el lugar del sufrimiento humano. Así lo relaciona con el salmo 68, donde dice «Estoy hundido en el fango del Abismo y no puedo hacer pié; he caido en las aguas profundas y me arrastra la corriente». Esto muestra que para Hilario el mismo término puede tener varias interpretaciones al mismo tiempo. Algunas positivas y otras negativas.
San Agustín, uno de los más importantes pensadores de occidente, tambíén lo comento en sus Enarrationes in Psalmos. El santo de Hipona por un lado continuó la tradición patrística y por el otro innovo, revelando parte de su teología en el comentario. Agustín estuvo de acuerdo con muchos otros intérpretes en cuanto que el salmista es un hombre fiel que reza con el corazón. Como en la tradición hebrea, cita a Jonás como el ejemplo de uno que ora a Dios desde la profundidad y es escuchado. Por el otro lado, vió en el abismo la situación de todo hombre mortal7 que por el pecado a perdido la imagen divina que Dios había puesto en el momento de la creación. Para lograr que sea liberada8 es necesario que actúe Dios, de lo contrario quedara atrapada para siempre en el abismo. En realidad solo aquellos que no reconocen sus pecados estan en el fondo del abismo. En cambio, aquellos que lo reconocen y gritan a Dios estan siempre ascendiendo hacia Él9. El comentario total del salmo muestra a Agustín muy influenciado por la escatología paolina. Situa así a la audiencia entre el ahora de la remisión de sus pecados pasados y el aún no del goce de la vida eterna. Aquellos que no pueden acoger la ley de Cristo en los fuertes términos del Sermón de la Montaña no podrán tampoco acoger la misericordia divina de la que habla la segunda parte del salmo10. Nos parece entonces que si bien la exégesis agustiniana tiene muchos puntos de contacto con la hebrea, su desarrollo a partir de la doctrina paolina hace que se diferencie, mostrando elementos que hacen pensar en una verdadera y propia interpretación dentro del ambiente cristiano.
La interpretación agustiniana, como no podía se de otra manera, hizo escuela. Su influencia se extenderá por todo el medioevo. Entre uno y otro esta Casidoro. Ya influenciado por Agustín, realiza también un aporte interesante. Para Casidoro, el salmo expresa el desarrollo ascendente de la vida espiritual. Para él cuanto mas se asciende en esta, más se necesita la humildad y la oración, porque somos incapaces de estar libres de toda culpa y siempre tenemos necesidad del perdón divino11. Casidoro no solo asocia como Agustín, a Jonás, con la figura que ora desde la profundidad sino también a Pedro y al recaudador de impuestos12: «Es desde la profundidad que Pedro lloró, que el publicano se golpeaba el pecho, que Jonás gritaba hacia el Señor. El vientre del pez fue, para el profeta, una Iglesia».
Para Nasuti, el hecho de que a partir de Agustín, y continuiando con Casidoro y Gregorio Magno, se hiciera de este salmo una lectura espiritual, que impuslaba a la oración fervorosa, a la humildad y a la caridad hizo posible que la tradición cristiana posterior viera en la profundidad un factor mas bien positivo13.

4.CONCLUSIÓN

Nuestro análisis histórico de la exégesis de lo profundo en el Salmo 130 estuvo lejos de ser exhaustiva. Las fuentes hebráicas han sido difíciles de encontrar. Sobre las fuentes cristianas hemos elegido del ámbito patrístico la que en nuestra opinión eran mas importantes. El hecho de que no hayamos analizado la exégesis protestante comenzada con Lutero, que tenía como preferido nuestro salmo, nos muestra lo estrecho de nuestros límites.
Al comenzar este estudio dijimos que la cultura hebrea concebía la profundidad como un factor negativo, y que en cambio, el cristianismo hizo una lectura positiva. Terminado nuestro estudio tenemos que decir que una división tan radical nos parece exagerada. Hemos visto que a travez del tiempo también la exégesis hebraica ha entendido la profundidad en un sentido positivo. Por ejemplo, al adoptar esta imagen en relación a la humildad que debemos tener ante Dios. Por lo pronto, en la exégesis cristiana subsistió esta amvivalencia. El doble sentido en el que lo entiende Pablo (en relación a lo que nos puede separar de Dios y como calificativo del pensamiento divino) es suficiente ejemplo.
H.Nasuti, en su artículo reiteradamente citado, propuso que las exégesis podían ser clasificadas en 1) mitológicas 2) históricas 3) orientadas al pecado 4) orientadas a la virtud. Nos atrevemos a decir que también esta nos parece exageradamente esquemática.
Nos parece notar que el sentido negativo de profundo tuvo que ver con la terminología hebraica. En la medida que el término paso a la LXX y de allí a la tradición cristiana, el concepto se fue volviendo cada vez más ambiguo. Ciertamente, profundo es un término relativo, que depende del sujeto al cual es relacionado. Esta ambigüedad, lejos de ser una pobreza permitió una exégesis creativa sobre todo por parte de la teología simbólica patrística. Por supuesto, no fue este el único caso. El ejemplo paradigmáti- co son las interpretaciones medievales del Cantar de los Cantares.
Lo mismo se puede decir de la exégesis hebrea. Mas allá de que algunas nos pueden parecer curiosas a nuestra sensibilidad, es indudable que muchas de ellas poseen una gran riqueza.
1 Mt 1,21
2 Hacemos aquí referencia al hecho de que la Biblia hebrea utilizaba palabras distintas y no a que la traducción griega no fuera correcta.
3 Origenes, Exegetica in Psalmos, PG 12; 1648.
4 San Juan Crisóstmo, Expositio in psalmun, PG 55;373-377.
5 Teodoreto de Ciro, Interpretatio in Psalmun, PG 80; 1899-1902.
6 Hilario de Poitiers, Comentario a los salmos, 126.
7 Profundum enim nobis est vita ista mortalis.
8 Liberatur imago ipsius
9 Cfr. San Agustín, Enarrationes in Psalmos, 219.
10 Cfr. H. Nasuti, «Plumbing the depths» 113.
11También Gregorio Magno dirá que «Mas los justos se acercan a Dios y mas se sienten pecadores y enfermos». Gregorio Magno, In Septem Psalmus Poenitentiales Expositio, PL 79; 632.
12Casidoro, Expositio in Psalterium, PL 70;446-449.
13Cfr. H. Nasuti, «Plumbing the depths» 115.