martes, 27 de abril de 2021

El Buen Pastor II

Imagen del buen pastor en las catacumbas de Priscilla.


Ven, Señor Jesús, busca a tu siervo, busca a tu oveja extenuada.

Ven, Pastor, busca como buscaba José a sus ovejas.

Tu oveja ha caminado errabunda mientras tú tardabas, mientras tú te entretenías por los montes. Deja tus noventa y nueve ovejas y ven a buscar a la que vagaba.

Ven sin perros

Ven sin rudos asalariados.

Ven sin el mercenario, que no sabe pasar por la puerta.

Ven sin ayudante, sin intermediarios, ya que desde hace tiempo estoy esperando tu venida.

Sé que estás a punto de llegar, si es verdad que no he olvidado tus mandamientos.

Ven, pero sin bastón; con amor y con actitud de clemencia.(...)

Ven a mi que estoy oprimido por el ataque de lobos feroces. Ven a mi que, expulsado del paraíso sufro del veneno y de la herida que ha provocado la mordida de la serpiente, 

Ven a mi que me he alejado de tu rebaño por los montes. 

Búscame, pues yo te busco. 

Búscame, hállame, recíbeme, llévame. Puedes hallar al que tú buscas; te dignas recibir al que hubieres encontrado, y cargar sobre tus hombros al que hubieras acogido. No te es enojosa esta piadosa carga, no te es oneroso transportar la justicia. 

Ven, pues, Señor, pues si es verdad que me extravié, sin embargo no olvidé tus mandatos; tengo mi esperanza puesta en la medicina. 

Ven, Señor, pues eres el único capaz de reconducir la oveja extraviada; y a los que dejares, no les causarás tristeza, y a tu regreso ellos mismos mostrarán a los pecadores su alegría. Ven a traer la salvación a la tierra y alegría al cielo.

Ven, pues, y busca a tu oveja, no ya por mediación de tus siervos o por medio de mercenarios, sino personalmente. Recíbeme en la carne, que decayó en Adán. Recíbeme como hijo no de Sara, sino de María, para que sea una virgen incorrupta, pero virgen de toda mancha de pecado por la gracia. Llévame sobre la cruz, que es salvación para los extraviados: sólo en ella encuentran descanso los fatigados, sólo en ella tienen vida todos los que mueren.

San Ambrosio de Milán, Comentario al Salmo 118, XXII, 28-30. 

viernes, 23 de abril de 2021

Biden y el catolicismo progre

Las elecciones presidenciales de los Estados Unidos son, cada vez más, un fenómeno mundial capaz de tener cientos de lecturas diferentes. Las últimas generaron un pequeño terremoto en el ámbito católico. De un lado estaban los defensores de Trump, quienes intentaban presentar al presidente americano como un nuevo Constantino que necesitaba solo de otro mandato para terminar con la labor de reconstrucción del Occidente cristiano que había empezado. Por el otro lado, estaban los defensores de Biden que veían en el candidato demócrata la oportunidad de cortar con la sangría que lleva a cada vez más católicos a las filas del Partido Republicano.

Algunos politólogos e historiadores europeos (por ejemplo los italianos M. Graziano y M. Faggioli, en efecto, en Italia hay un particular interés de la cultura católica por entender el fenómeno del catolicismo americano) trataron de explicar la importancia que tenían estas elecciones en el marco de una Iglesia Católica dividida como “nunca antes”. Según estos, la candidatura de Biden sería parte de una maniobra impulsada entre otros por el papa Francisco para frenar el ataque de grupos cercanos al tradicionalismo, inspirados por el magisterio de Juan Pablo II y Benedicto XVI y dirigidos por Steve Bannon y el cardenal Burke, quienes no solo tenían la intención de dar un golpe de Estado en Roma, sino también el de enterrar las enseñanzas del Concilio Vaticano II. (cfr. “I cattolici spaccati più che mai” de Manlio Graziano aparecido en el Corriere della Sera el 10 de enero del 2021).

La mayoría de estos análisis eran de un simplismo llamativo, y sin embargo, necesitaban de una respuesta ordenada y que conociera en profundidad la realidad americana.

Pues bien, la respuesta ha llegado. Quizás un poco tarde, pero sin ninguna duda oportuna. Un artículo aparecido en estos días en el Washington Post, firmado por Kenneth L. Woodward, católico, simpatizante del partido demócrata y editor de la sección de religión en la revista Newsweek desmonta uno a uno los postulados de estos estudiosos y revela hasta que punto la ideología y el oportunismo pueden crear discursos artificiosos, poco rigurosos y en última instancia inconsistentes.

Joe Biden puede unificar el país. No le pidan que unifique a los católicos.

Por Kenneth L. Woodward.

Las 161 páginas de "Joe Biden y el catolicismo en los Estados Unidos" tienen la brevedad, la valentía y el pensamiento binario de un buen tratado político. Que, de hecho, es lo que es. La hermosa foto de portada de Biden es de calidad de campaña, y la declaración de apertura es audazmente exagerada.

La elección de Biden como el segundo presidente católico de los Estados Unidos, escribe Massimo Faggioli, "por sí sola hizo que las elecciones estadounidenses de 2020 fueran históricamente notables, distintivas tanto en la historia política como religiosa de los Estados Unidos".

Esa distinción puede pertenecer más propiamente a las elecciones de 2004, cuando la mayoría de los votantes católicos no prefirió al candidato católico a la presidencia. El rechazo de John Kerry, el segundo senador católico irlandés de Massachusetts en postularse para el cargo, puso un firme paréntesis de cierre al tiempo en el que los políticos hablaban con seguridad sobre algo llamado "el voto católico".

Faggioli, profesor de teología y estudios religiosos en la Universidad de Villanova, todavía cree que sí se puede hablar.

Antes de su llegada a Estados Unidos en 2008, Faggioli pasó la década anterior en el Instituto Juan XXIII de la Universidad de Bolonia, donde los renombrados historiadores eclesiásticos Giuseppe Alberigo y, más tarde, Alberto Melloni disputaron en un alto nivel hermenéutico con varias universidades pontificias por la correcta interpretación de las reformas del Vaticano II. La visión de Faggioli del papado del Papa Francisco en relación con la de sus predecesores recientes tiene la misma polémica.

Desde estas orillas, Faggioli se ha desempeñado como comentarista frecuente en publicaciones europeas, interpretando eventos políticos y eclesiásticos estadounidenses para audiencias en el extranjero, así como para sus estudiantes de pregrado.

Pero a juzgar por este pequeño volumen, la comprensión de Faggioli de la historia religiosa estadounidense es asombrosamente poco sólida. En el primer párrafo, anuncia que la Iglesia Católica en los Estados Unidos últimamente ha "soportado divisiones internas entre sus miembros como ninguna otra iglesia y como nunca antes en la historia moderna".

¿En serio? Durante la Guerra Civil, los presbiterianos y los bautistas se dividieron en denominaciones separadas y, en los últimos 10 años, la Convención Bautista del Sur, los Episcopaliano y los Metodistas Unidos han sufrido divisiones o cismas absolutos. En comparación, las luchas internas entre católicos liberales y conservadores es un intercambio de escupitajos ideológicos.

Faggioli también afirma que la Iglesia Católica en Estados Unidos tiene "una marcada sensibilidad sobre la cuestión de la libertad religiosa, mayor que otras confesiones en Estados Unidos y en otras partes del mundo". Aparentemente no sabe que los Bautistas, desde Roger Williams hasta la familia Green del reciente caso de Hobby Lobby (NdT.: Se refiere al caso en el que en que una empresa defendió el derecho que tienen sus dueños a operar en sus negocios familiares sin tener que violar sus convicciones religiosas), han hecho de la libertad religiosa su principal preocupación y característica de identificación, sobre todo durante la reciente pandemia.

Más desconcertante es la confusión que hace de la historia electoral católica de Estados Unidos en un libro supuestamente dedicado a este tema. Ciertamente hubo oposición a la fe del primer candidato católico a la presidencia, Al Smith, en 1928, como señala Faggioli. Pero ignora la amenaza real que la candidatura de Smith representaba para los protestantes y para la nación que pensaban de haber construido sus antepasados religiosos: la comprensión de que millones de irlandeses y otros inmigrantes católicos estaban ahora organizados para ejercer un poder político real, como lo simbolizaba las conexiones que Smith tenía con la maquinaria electoral demócrata.

Para empeorar las cosas, esta era la época de la Ley Seca, y en el distrito electoral de Smith, o sea en Nueva York, se bebía y había familias numerosas, dos males que los reformadores sociales, desde la Unión de Mujeres Cristianas por la Templanza hasta el movimiento de control de la natalidad de Margaret Sanger, intentaron erradicar.

En la América de posguerra, los católicos fueron vistos más favorablemente, gracias en parte al pacífico pontificado de Juan XXIII. Pero Faggioli se equivoca al decir que “el establishment protestante” se opuso a Kennedy. En 1960, ese establishment se reunió en el Consejo Nacional de Iglesias. La principal voz organizativa de este grupo fue el teólogo Reinhold Niebuhr, quien, contra Faggioli, apoyó la candidatura de Kennedy. La oposición provino de una banda bastante más pequeña de evangélicos anticatólicos organizada por Billy Graham, un amigo íntimo del oponente de Kennedy, Richard Nixon.

Faggioli también confunde la relación entre los católicos estadounidenses y el Partido Republicano. "Comenzando con la presidencia de Reagan", escribe, "el desplazamiento de los católicos hacia el Partido Republicano ha vuelto su concepción del estado y del gobierno más liberal, aceptando el modelo económico de libre mercado".

Sin embargo, el abrazo de los católicos estadounidenses a la economía de libre mercado comenzó mucho antes de la elección de Ronald Reagan. Había empresarios liberales entre las mayorías católicas que anteriormente apoyaron a Eisenhower en 1956 y a Nixon en 1972. Más concretamente: el autor aún no se ha dado cuenta de que la mayoría de los católicos, como la mayoría de los estadounidenses, votan por el partido, el bolsillo y las personas, pero rara vez por las políticas que los candidatos proponen.

Si bien la presidencia de Reagan atrajo comprensiblemente a católicos políticamente conservadores, la mayoría de los "demócratas por Reagan" fueron el producto de las reformas que hizo George Govern, el candidato del Partido Demócrata, durante la campaña de 1972. El efecto de esas reformas fue eliminar la influencia de los líderes partidarios en los estados y sindicatos, muchos de ellos católicos, y eso dio preferencia a los votantes suburbanos y con mayor educación sobre los de la clase trabajadora blanca.

Cuando Faggioli analiza el momento actual de la política estadounidense, hiperbólicamente plantea la fantasiosa idea de que los partidarios de la "izquierda global" de Francisco y la "América liberal" de Biden luchan contra una conspiración internacional de los conservadores católicos "neos": "neo integralistas", "Neofundamentalistas" y "neorreaccionarios", que se remontan a la iglesia del Papa Juan Pablo II y el "Papa Ratzinger".

En este marco se encuentra el presidente recién electo, un católico que, según Faggioli, es capaz no solo de unir políticamente al país, sino también de "elevarse y superar las profundas divisiones dentro de la Iglesia católica estadounidense".

Pobre Joe. Lo apoyé en las primarias y en noviembre, y le deseo lo mejor con un Senado 50/50. Pero la idea de que un político de carrera, con 78 años, cuyos hábitos de devoción, como los míos, están arraigados en la iglesia de los años '50, anterior al Vaticano II, pueda unir a los católicos de hoy es un gran interrogante.

También es demasiado pedir a un presidente que, como otros políticos católicos, se ha visto comprometido moralmente por la insistencia del partido de que todos los funcionarios apoyen una política sobre el aborto más extrema que cualquiera hecha por un partido europeo. Faggioli describe eufemísticamente la postura de Biden sobre este asunto como "evolucionada" y "moderada".

Nunca sabría por este libro que Francisco, como sus predecesores inmediatos, ha condenado repetidamente la práctica del aborto, una condena que, por otra parte, se remonta a los primeros documentos de la iglesia cristiana.

Las expectativas de Faggioli para Biden asumen, como él escribe, que los presidentes estadounidenses son líderes religiosos, políticos y morales. Billy Graham también pensaba lo mismo, razón por la cual se opuso a Kennedy. Más de 60 años después, Faggioli no tiene excusa para cometer el mismo error.


jueves, 22 de abril de 2021

Lectura espiritual


Toda la Escritura es inspirada por Dios y es útil para la perfección del hombre. El alma obtiene grandes ventajas de la lectura de la Biblia.

Como un árbol plantado sobre la orilla de un río, el alma regada de la Biblia adquiere vigor, produce un fruto sabroso, esto es la fe auténtica, y se adorna con miles de hojas verdosas, o sea de acciones que gustan a Dios.

La Biblia nos conduce a la perfección pura y a las acciones santas. En ella encontramos la exhortación a todas las virtudes y la advertencia a todos los males. 

Por eso llamemos a la puerta de este magnífico jardín que es la Biblia. 

Es un jardín perfumado, suave, bellísimo. Encanta a nuestros oídos con la dulce polifonía de las aves espirituales y divinas, toca nuestro corazón, nos consuela en la tristeza, nos aplaca en el momento de la ira, nos llena de alegría eterna. 

Llamemos con diligencia y con constancia. No nos desalentemos de llamar. La puerta nos será abierta. 

Si hemos leído una página de la Biblia dos o tres veces y no la hemos entendido, no nos cansemos de releerla y de meditarla. 

Busquemos en la fuente de este jardín el agua que brota y sube hasta la vida eterna. Gustaremos una alegría inagotable, porque inagotable es la gracia del jardín de la Biblia. 

San Juan Damasceno, Sobre la Fe ortodoxa, 4, 7.

miércoles, 21 de abril de 2021

Lectura espiritual


Al príncipe de este mundo le ha sido ocultada la virginidad de María, y su alumbramiento, al igual que la muerte del Señor: tres misterios sonoros, que fueron realizados en el silencio de Dios. ¿Cómo, pues, fueron manifestados a los siglos? Un astro brilló en el cielo más que todos los demás, y su luz era indecible, y su novedad sorprendente, y todos los otros astros junto con el sol y la luna se formaron en coro alrededor suyo y él proyectó su luz más que todos los astros. Y ellos se turbaron preguntándose de dónde venía esta novedad tan distinta de ellos mismos. Entonces fue destruida toda magia, y toda ligadura de malicia abolida, la ignorancia fue disipada, y el antiguo reino arruinado, cuando Dios se manifestó hecho hombre, "para una novedad de vida eterna". Y lo que había sido preparado por Dios se comenzó a realizar. Desde entonces, todo se conmovió porque la destrucción de la muerte se preparaba.

San Ignacio de Antioquía, Carta a los Efesios 19

martes, 20 de abril de 2021

Decálogo VII



La séptima entrega del Decálogo de Krzysztof Kieslowski comienza con los gritos de una niña que resuenan en el cemento del barrio de Stowki. La niña se llama Ana y vive en uno de los edificios junto con su hermana Majka, su madre Eva, y su padre Stefan.

Ana parece tener frecuentes pesadillas y es común que durante esos sueños grite sin despertarse. Su hermana no logra calmarla. Solo se tranquiliza cuando su madre la despabila

Majka parece una joven triste. La relación con su madre es tormentosa, mientras que su padre es una persona ausente, que se dedica a su trabajo como músico porque no soporta a su avasallante esposa.

Quizás por eso, Majka está pensando en irse de su casa. Tramita el pasaporte para viajar a Canadá y piensa que Ana podría acompañarla, pero para poder hacerlo necesita una autorización de su madre.



Una tarde, después de una obra de teatro, Majka se lleva a Ana con la excusa de jugarle una broma a su mamá. La niña sospecha que algo no va bien y le pregunta si la está raptando, a lo que Majka le contesta que no.

En una calesita le cuenta algo que ya imaginábamos, Majka es en realidad la madre de Ana. La niña, que no se muestra sorprendida, le pregunta si eso quiere decir que no tiene padre. A lo que Majka responde: “Por supuesto que tienes un padre”.

Mientras tanto, Eva llega a su casa llorando. Le dice a su marido que ha desaparecido Ana y se tira en la cama. Lo que ha sucedido la inquieta, pero no la sorprende. Tampoco a su marido.

Majka lleva a Ana a conocer a su padre, llamado Wojtek, que vive en una casa de madera, alejado de la ciudad. Wojtek no está contento de ver ni a Majka ni a la niña. Hace tiempo fue profesor de literatura de Majka. Pero ahora hace osos de peluche y ha dejado de escribir.

De a poco, tanto en una casa como en la otra, comienzan a aparecer los reproches. Eva le dice a su marido que Majka fue su preferida, pero que Ana era toda de ella y que la tiene que recuperar. Wojtek le dice a Majka que no se puede volver el tiempo atrás, que ella no había defendido la relación que tenían cuando se enteraron sus padres. “No puedes ahora robarte a la niña” le dice Wojtek. Y Majka contesta: “Acaso es robar recuperar lo que es mío”.

En ese punto se ve la profundidad de Kieslowski y Piesewicz para plantear el problema. Ante el mandamiento “No robar” ellos no se han quedado en lo material. El rapto de Ana por parte de Majka es la parte superficial del problema. La pregunta es que pasa cuando se roba algo que no se puede recuperar. En este caso la infancia de la niña y la maternidad de Majka. El film expone bien los límites de un amor posesivo, que busca la satisfacción propia y no el bien de la persona amada y las destructivas consecuencias que esto genera en una familia

De hecho Majka es una persona sin identidad. No logra hacer que Ana la llame mamá y que la vea como su verdadera madre. Anulada en su propio ser solo puede lastimar a Eva. Para castigarla le dice que si quiere volver a ver a la niña debe asumir que es la abuela. Le da dos horas para que lo piense. Mientras habla en el teléfono, la sombra del Testigo Silencioso aparece atrás.

Eva le pide a su marido que use las influencias que tienen en el Estado para recuperar a la niña. Stefan le dice que ya desde hace tiempo, por culpa de ella, no habla con los amigos que tenía. Pero igual obedece y le pide ayuda a un jerarca del gobierno. Este le explica que lo único a su alcance es bloquear el pasaporte de Majka. Ironías kieslowskianas: Stefan que no se preocupa por la suerte de su hija se preocupa de haber despertado a los hijos de su amigo.

Majka vuelve a llamar a su madre para ver que ha decidido. Esta le ofrece que pueda ver a la niña los fines de semana, pero el resto del tiempo vivirá con ellos. Como en tantos divorcios, la niña es un botín de guerra.

Finalmente Majka entiende que nada puede hacer. Le cuenta a Wojtek que la niña grita por la noche y que no la puede calmar. Wojtek todavía dolido, ve en toda la situación un problema de que tiene que escapar. Como Stefan, también él es un hombre sin carácter. Le ofrece a Majka pedirle a un amigo que la lleva de nuevo a Varsovia, y cuando va a buscarlo Majka y Ana se vuelven a escapar.

La idea de Majka es tomar el primer tren que pase por la estación para que no la puedan alcanzar, pero es domingo y los trenes no salen hasta tarde. La empleada del tren le da unas mantas para que duerman en la estación.

Mientras tanto Wojtek ha llamado a Eva y le ha dicho que su hija y su nieta han estado con él, pero que ahora se han escapado y no las encuentra. Unos y otros organizan la búsqueda. Wojtek ve uno de sus osos de peluche cerca del río. Pero en lugar de seguir la buscado termina internándose en el agua.

Eva y Stefan llegan a la estación. Allí preguntan si han visto una mujer y una niña. Ana al escuchar la voz de Eva se despierta y va a abrazarla llamándola: “¡Mamá!”. Majka, sin decir una palabra, sale corriendo y sube al primer tren que ve. Eva no la detiene, prefiere tener entre los brazos a la niña. La tensa música de Preisner que nos ha acompañado toda la película, vuelve a sonar. Las miradas se encuentran. La de Majka dese arriba del tren. Las de Stefan, Eva y Ana desde el andén. Ana logra zafarse de los brazos de su abuela y corre por el andén siguiendo el tren donde se va su madre. Abre la boca y hace una mueca, pero no grita.


En el fondo de la estación se ve un hombre alto y flaco, probablemente el Testigo Silencioso, que lentamente camina con dos muletas. Renguea como toda la historia, una de las más tristes de todo el Decálogo.

lunes, 19 de abril de 2021

Lectura espiritual


Para ver las cosas visibles tenemos necesidad de los ojos del cuerpo. 

Para comprender las cosas intelegibles tenemos necesidad de los ojos de la mente

Para la visión de las cosas divinas necesitamos de la fe.

Aquello que es el ojo para el cuerpo es la fe para la razón. 

Más precisamente: el ojo necesita que la luz lo ponga en contacto con las cosas visibles; así la razón necesita que la fe le muestre las cosas divinas.

Teodoreto de Ciro, Terapia de las enfermedades de los paganos.

viernes, 16 de abril de 2021

Liturgía


Oh Rey glorioso, todo aquel que es esclavo de deseos y pasiones es indigno de presentarse a Ti, acercarse a Ti, servirte a Ti, porque servirte a Ti es algo grande y tremendo. 

Pero Tu, por tu inmensa bondad y tu inefable misericordia, cuando te encarnaste te has hecho nuestro Pontífice y nos has trasmitido, oh Señor del Universo, la tarea de servirte con este Sacrificio incruento. 

Tu solo, oh Señor, reinas sobre las realidades celestes y terrenas. Tu eres el único Santo y en los santos encuentras tu morada. 

A Ti solo rezo, tu que eres bueno y dispuesto a escucharme. 

Mírame pecador y siervo inútil. 

Purifica mi alma y mi cuerpo de las malas intenciones. 

Con la potencia del Espíritu Santo, has que sea revestido de la gracia del sacerdocio, pueda presentarme a este tu banquete para consagrar tu Cuerpo inmaculado y tu Sangre preciosa. 

No me alejes de tu rostro, no me rechaces como tu siervo. Concédeme, aunque sea pecador e indigno, de ofrecerte estos dones. 

Tu, oh Cristo Dios nuestro, eres aquel que ofrece y que es ofrecido, aquel que recibe y que es recibido. 

A ti te damos gloria, a ti que eres una sola cosa con el Eterno Padre y con tu Espíritu todo santo, bueno y vivificante, ahora y por siempre. 

De la Divina Liturgia atribuida a San Juan Crisóstomo.

jueves, 15 de abril de 2021

Lectura espiritual


Mosaico de San Máximo en el monasterio de Néa Moní, Isla de Quios, Grecia.

¿Cómo es posible la oración incesante? Cuando cantamos los salmos, cuando leemos, cuando servimos al prójimo es muy fácil que la mente divague detrás de pensamientos e imágenes. 

Y sin embargo la Escritura nada prescribe que sea imposible. Lo mismo San Pablo cantaba los salmos, leía, daba su servicio apostólico y no por eso rezaba menos. 

Oración incesante significa tener la mente siempre dirigida hacia Dios con gran amor, tener viva la esperanza en Él, tener confianza en Él en todo lo que hagamos y en todo lo que nos suceda. 

Es el comportamiento que tenía el Apóstol cuando escribió: ¿Que nos separará del amor de Cristo? ¿Quizás la tribulación? ¿La angustia? ¿La persecución? ¿El hambre? ¿La desnudez? ¿Los peligros? Ni la muerte, ni la vida, ni cualquier creatura nos podrá separar del amor de Dios que está en Jesucristo. 

Gracias a esta disposición del alma, Pablo rezaba incesantemente. En todo aquello que hacía y en todo lo que le sucedía, él tenía viva la esperanza en Dios. 

Y como él todos los santos, para poder alcanzar el amor de Dios se alegraron de las propias tribulaciones. 

Es por eso que el Apóstol mismo escribió: Muy gustosamente me glorio de mis debilidades para que habite en mi la potencia de Cristo. Cuando soy débil es entonces que soy fuerte. 

San Máximo el Confesor. Libro ascético 25.


miércoles, 14 de abril de 2021

Lectura espiritual

 

Imagen más antigua que se conserva de San Agustín (s.VI) en San Juan de Letrán.

Aquí en la tierra debemos alabar al Señor porque en nuestra eternidad la felicidad consistirá también en alabarlo. Ninguno puede volverse idoneo para tal tarea si no se ejercita desde ahora. 

Por eso hoy alabamos al Señor. 

Lo alabamos y le imploramos. Nuestra alabanza es un canto de alegría. Nuestra invocación es un gemido. 

Fueron hechas promesas que todavía no se cumplieron, y quien las hizo es veraz. Nosotros, entonces, esperamos y somos felices; pero porque estas promesas todavía no se realizaron, además de esperar, lloramos. Debemos esperar que las promesas se cumplan y que nuestro llanto pare: entonces solo quedará la alabanza. Yo los exhorto hermanos a alabar al Señor. 

Es este el sentido del saludo que intercambiamos en estos días: ¡Aleluya, alaba al Señor! Así dices a tu vecino y así él te responde. 

Cada uno de nosotros tiene estas palabras en los labios, cada uno de nosotros alaba al Señor. 

Pero debemos alabarlo con todo el propio ser: no solo con los labios, no solo con la voz, también con la conciencia, con toda la vida, con todas las obras. 

Si duda cuando nos reunimos en la Iglesia lo alabamos. Pero después, cuando volvemos a nuestras ocupaciones, parece que nos olvidamos de alabar a Dios.

Vive siempre santamente, y alabaras a Dios con toda la vida. Porque dejas de alabar a Dios cuando te alejas de la justicia y de las obras que le gustan a Dios.

San Agustín - Comentario al Salmo 148, 1.

martes, 13 de abril de 2021

Lectura espiritual

Fragmento del tímpano de la Iglesia abacial de Saint Foy en Conques, s.XII

Entonces que nuestra mente este siempre con Él, no se aleje nunca de su templo que es su palabra. Que esté siempre en la lectura de la Escritura, en la meditación, en la oración, para que su palabra, que es eterna, actue en nosotros. Y como cada día, yendo a la Iglesia o dedicados a la oración en casa, iniciamos en Él y terminamos en Él, de la misma manera este tiempo de nuestra vida inicie en Él y termine en Él. De hecho como es salvación ser iniciados en la fe en Dios desde el principio de la vida, también así es necesaria la perseverancia. Además, la diligencia corresponde a una mente excelente, para que dedicándose a la palabra de Dios, nada haga de irracional y por eso se insinúe la tristeza, para que consciente de la bondad de sus acciones, conserve siempre la alegría de la buena conciencia. Justamente, aquello que es bueno no viene acompañado ni de temor ni de tristeza, sino que está lleno de seguridad y de gracia; es un bien del justo ser agradable a Dios, en cambio ningún necio es agradable. Por eso Isaías dice que cuando llega el bien: "se va el dolor, la tristeza y el lamento". También Juan en el Apocalipsis dice: "Dios mismo estará con ellos y secará toda lágrima de sus ojos y no existirá más la muerte, ni el luto, ni el clamor, ni el dolor". De hecho en la resurrección de los justos, la alegría y la justicia duraran para siempre desde el momento en que el bien comenzará a estar con los santos, cuando estos reposarán en el seno de Abraham, dentro de su tienda que está plantada entre la palabra de Dios y la gracia, para significar que la inocencia de los fieles da gracias a su Autor, porque ellos no tienen de que arrepentirse por haber estado en este mundo. 

San Ambrosio, Abraham, II, 22. 

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Lectura espiritual


A ella responde el Verbo de Dios: "Si tú no te conoces, oh tú que eres bella entre todas las mujeres". Tú te lamentas de haber sido abandonada, pero si no te conoces, si no te arrepientes de tus caídas, si no demuestras el empeño de tu devoción, si no aumenta tú fe y su sinceridad, tu lamento no servirá de nada. 

Conócete a ti mismo y a la belleza de tu naturaleza y sal con los pies libres de lazos. Así son aquellos que son elegidos por el Señor para anunciar el Reino de los Cielos. Así fue Moisés al cual se le dijo: "Desata las sandalias de tus pies", para que cuando debía llamar al pueblo de Dios, dejara antes los deseos carnales y procediera con un espíritu desnudo. 

Esto significan las palabras de la Escritura: "Sal y sigue las huellas del rebaño y lleva a pastar a tus cabritos junto a las chozas de los pastores". Reina sobre si con poder real todo hombre que refrena los deseos desordenados y los reduce a esclavitud. Por este motivo fue dicho: "El reino de Dios está dentro de ustedes". 

¡Que bellas son estas palabras dichas al alma!: ¡Sal! Quiere decir sal de la esclavitud, sal del dominio y del imperio del mal. Sal para obtener el reino de tu poder. 

Y por eso dice la Escritura: "Alimenta tus cabritos, gobierna a aquellos que están a tu izquierda, que si no fueran guiados caerían fácilmente". Frena la soberbia, domina los volubles cambios del ánimo, nútrelos no en tiendas corpóreas sino en las tiendas de los pastores que saben como gobernar al rebaño. En ellas el alma, que se encuentra en estado de guerra, se ejercita y trata de descubrir los asaltos de los enemigos, y con la fatiga de la virtud busca la victoria. 

Esta es el alma de virtud profética y apostólica porque se cuenta en el rebaño de aquellos que con la fecundidad de la predicación llenaron el mundo. Por eso es alabada. Porque ella, gracias a los preceptos celestes que la iluminan es ya atrayente, es ya bella, manifiesta en el rostro la noble belleza de la pureza y levanta en alto el collar que lleva en el cuello, donde están las piedras preciosas de la paciencia y de la humildad. 

San Ambrosio, Isaac, 4, 15-17.

Ciclo de Rebeca, Duomo di Monreale, s.XI.