martes, 27 de abril de 2021

El Buen Pastor II

Imagen del buen pastor en las catacumbas de Priscilla.


Ven, Señor Jesús, busca a tu siervo, busca a tu oveja extenuada.

Ven, Pastor, busca como buscaba José a sus ovejas.

Tu oveja ha caminado errabunda mientras tú tardabas, mientras tú te entretenías por los montes. Deja tus noventa y nueve ovejas y ven a buscar a la que vagaba.

Ven sin perros

Ven sin rudos asalariados.

Ven sin el mercenario, que no sabe pasar por la puerta.

Ven sin ayudante, sin intermediarios, ya que desde hace tiempo estoy esperando tu venida.

Sé que estás a punto de llegar, si es verdad que no he olvidado tus mandamientos.

Ven, pero sin bastón; con amor y con actitud de clemencia.(...)

Ven a mi que estoy oprimido por el ataque de lobos feroces. Ven a mi que, expulsado del paraíso sufro del veneno y de la herida que ha provocado la mordida de la serpiente, 

Ven a mi que me he alejado de tu rebaño por los montes. 

Búscame, pues yo te busco. 

Búscame, hállame, recíbeme, llévame. Puedes hallar al que tú buscas; te dignas recibir al que hubieres encontrado, y cargar sobre tus hombros al que hubieras acogido. No te es enojosa esta piadosa carga, no te es oneroso transportar la justicia. 

Ven, pues, Señor, pues si es verdad que me extravié, sin embargo no olvidé tus mandatos; tengo mi esperanza puesta en la medicina. 

Ven, Señor, pues eres el único capaz de reconducir la oveja extraviada; y a los que dejares, no les causarás tristeza, y a tu regreso ellos mismos mostrarán a los pecadores su alegría. Ven a traer la salvación a la tierra y alegría al cielo.

Ven, pues, y busca a tu oveja, no ya por mediación de tus siervos o por medio de mercenarios, sino personalmente. Recíbeme en la carne, que decayó en Adán. Recíbeme como hijo no de Sara, sino de María, para que sea una virgen incorrupta, pero virgen de toda mancha de pecado por la gracia. Llévame sobre la cruz, que es salvación para los extraviados: sólo en ella encuentran descanso los fatigados, sólo en ella tienen vida todos los que mueren.

San Ambrosio de Milán, Comentario al Salmo 118, XXII, 28-30. 

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