martes, 31 de enero de 2012

El inquietante Monseñor Bruguès



El primero que me mencionó a Monseñor Jean-Louis Bruguès fue un sacerdote amigo que lo había oido en una clase magistral en un ateneo vaticano. "Parecía un discurso masón" me dijo mi amigo que suele tener un excelente olfato. En efecto, Su Excelencia, habló de la racionalidad del cristianismo llamado a ser la frontera contra el irracionalismo musulmán. 
La segundo vez que oi hablar de Bruguèfue luego de la "consagración" como rector de la U.C.A. de "Tucho" Fernández. También allí se armó revuelo con algunas de sus declaraciones. Al punto que la U.C.A. exigió al diario "La Nación" que rectificara un artículo que había publicado. 
Ahora leo en "L'Osservatore Romano" un nuevo artículo de Monseñor Bruguès titulado "Laicitá alla francese", donde dice cosas tan llamativas como que "El laicismo (laicidad no ha sido admitido por la RAE) ocupa un puesto central en el equilibrio de las instituciones y, en consecuencia, en la vida pública del país." Después de citar los dos primeros articulos de la ley francesa dice Bruguès:

"Al confrontar la libertad de conciencia el cristiano se encuentra de cualquier modo como a casa propia. (,,,) Durante el siglo pasado, y aún en nuestros días, ha terminado por imponerse, al menos en teoria sino en la práctica, en la cultura que han germinado sobre la memoria cristiana. (...) En cuanto a la libertad de culto, este concepto está en buena sintonía con la tradición liberal que fue elaborada pacientemente durante todo el siglo XIX, y que caracteriza la evolución de la mentalidad occidental".
Después Bruguès critica las nuevas legislaciónes en esta matería mientras rescata el laicismo de antes y muestra al papa Benedicto XVI como el principal defensor de la separación radical entre Iglesia y Estado. Justo a Benedicto XVI que dijo en un discurso a los obispos eslovacos: 
"El Estado tiene que proponerse acoger desde "fuera" (o sea desde la Iglesia) de sí mismo y hacer propio, el patrimonio de conocimiento y de verdad relativo al bien, del que no puede prescindir" (El significado de los valores religiosos y morales en la sociedad pluralista, 1992).
En resumen, que hay de común en estos tres puntos. Bruguès es un teólogo dominico que pasa por ser sutil. Nos dice ofrecer descripciones de la realidad sin juicios de valor. Pero en la descripción misma ya hay un juicio. 
Por ahora es secretario de la Congregación para la Educación Católica. Pero su nombre apareció varias veces como probable prefecto de alguna Congregación de la Curia Romana. Incluso como candidato a la birreta roja. A pesar de que ya tiene 68 años, su figura no deja de ser inquietante. 

miércoles, 25 de enero de 2012

La conversión de san Pablo




El famoso biblísta P.Raymond Brown escribió un bellísimo capítulo introductorio a san Pablo en su manual del Nuevo Testamento. Dejó aquí algunos fragmentos y espero en el futuro poderlo transcribir en sus totalidad. 
"¿Que imagen evoca Pablo? Muchas de la pinturas o estatuas de  Pablo bien conocidas son recreaciones imaginativas de momentos dramáticos de los Hechos, que nos presentan a Pablo caído del caballo en el camino de Damasco o debatiendo con los filósofos en los atrios de las escuelas atenienses. (...)
Las propias palabras de Pablo (2 Cor 11,23.29) no parecen haber sido alimento para la fantasía artistica.
Para apreciar el realismo de las descripciones los lectores modernos pueden necesitar que se les expliquen ciertos detalles. Por ejemplo: la frase "viajes frecuentes" nos proporcionaría un vívida imagen mental si uno comprende las dificultades que aquellos comportaban. Se ha afirmado a menudo que la famosa red romana de carreteras facilitó la expansión del cristianismo y las películas de romanos nos pintan las cuadrigas deslizándose a lo largo de esas vías pavimentadas con duras losas. Sin duda alguna Pablo aprovechó tales caminos cuando pudo, pero en muchas regiones no pudo gozar de tal lujo. El Apóstol, además, fue un artesano itinerante que hubo de luchar para conseguir dinero para alimentarse; un vehículo con ruedas habría estado fuera de sus posibilidades. Viajar a caballo era dificultoso, puesto que no se utilizaban estos animales para largas distancias y se necesitaba estar ducho en equitación (dada la ausencia de sillas y arreos tal como hoy los conocemos). Pablo probablemente no tuvo posibilidades o deseos de gastar dinero en un asno que transportara su equipaje, puesto que los soldados se sentían inclinados a requisar tales animales de los viandantes que no podían ofrecer resistencia. De este modo debemos imaginarnos a Pablo marchando a lo largo de los caminos acarreando sus limitadas posesiones en un saco, cubriendo cada día un máximo de treinta kilómetros. 
A veces, cuando podía ganar algún dinero con sus habilidades de guarnicionero su itinerario le llevaba a alguna posada, pudo haber sido capaz de encontrar un sitio donde pasar la noche: un lugar en el suelo, en el patio, cerca del fuego; o gastándose más dinero, una cama (probablemente infestada de gérmenes nocivos) en una habitación lejos del patio. A menudo, sin embargo, debía dormir en cualquier sitio cerca del camino, con frío, lluvia o nieve. Como pobre desprotegido sería víctima fácil de bandidos, especialmente en las zonas rurales poco eficientemente controladas por la policía. Los viajes por mar no eran mucho más seguros.
Las dificultades no desaparecían cuando Pablo alcanzaba su pretendido destino. Pablo era un judio con un zurrón al hombre que albergaba la esperanza de cuestionar toda la cultura imperial en nombre de un criminal crucificado ante quien debía doblarse toda rodilla en el cielo y la tierra. La mofa y el desprecio de esos gentiles tan cultos por ese balbuciente y andrajoso vendedor de ideas tal como no lo pintan Hech 17,18 suena a verdadero. Pablo no tenía un estatus como para exigir un lugar en un edificio público para proclamar su mensaje. Hech 16,13 nos lo presenta predicando en un lugar de oración junto a la ribera de un rio. Según los Hechos encontró ciertas posibilidades en las reuniones sinagogales, aunque muy a menudo no era allí bien recibido; todo ello recibe confirmación de las cinco veces en las que fue sancionado por los judíos con treinta y nueve latigazos, castigo propio de la disciplina sinagogal. 
¿Por que Pablo se sometió a sí mismo a tales penalidades? Antes de un momento dramático acaecido a mediados de los años 30 del siglo I Pablo había estado en paz con su educación, consigo mismo y con su Dios. El estilo griego de sus cartas nos muestra que había sido educado adecuadamente en la cultura grecorromana dominante. ¿Que produjo un cambio tan drástico por el cual todo eso resulto ser "escoria sin valor"? Pablo que ya conocía el amor mostrado por el Dios de sus antepasados israelitas, descubrió otro amor que iba mucho más alla de lo imaginado previamente. Se sintió apresado por Cristo Jesús. "El Hijo de Dios me amó y se entregó por mi".  Aunque el Apóstol ofrece argumentos en pro de su postura acerca de que los paganos no están obligados a aceptar la ley de la circuncisión, su argumento más básico hubo de ser existencial: tenía que caer en la cuenta del amor manifestado en su camino.
Las dificultades con las que se topó en la misión resultaron ser para Pablo más que medios que debían emplearse dolorosamente respecto al fin pretendido. Si el amor de Dios se manifestaba en la propia entrega de Cristo ¿cómo debía mostrarse este amor por otros sino de la misma manera? Entre tanto desánimo el Apóstol se había apoyado en el amor a Cristo para esperar todos los bienes y debía estar seguro de que el amor que en él ardía era el de Cristo, que no busca su propio interés. 
En los capítulos que siguen indagaremos sobre si Pablo escribió cada carta concreta, donde, cuando, su teología, etc. Pero nuestras reflexiones sobre esos temas deben quedar moldeadas por la consciencia subyacente de que Pablo haría rechinar sus dientes si alguien pensara que todo eso era algo más que nada en comparación con la experiencia del amor de Cristo que todo lo colma fin hacia el que orientó cada hora de su vida consciente." 

lunes, 23 de enero de 2012

La profecía del joven Ratzinger



En estos días, mientras hojeaba una historia del Concilio Vaticano II, pensaba en la notable diferencia que hay entre el documento, así como nos ha llegado a nuestras manos y toda la elaboración previa. Muchas de las discusiones que hoy reinician se dieron durante el Concilio en un clima, quizás aún más acalorado. A nosotros, sin embargo, la obra se nos presenta como final, acabada, sin discusión. El hecho de que en la objeción a un punto o a otro parece que se juega toda la legitimidad del Concilio (tanto en aquellos que descalifican la parte por el todo, como en aquellos que creen que hay que salvar todas las partes para salvar el todo) muestra hasta que punto las posiciones se han cristalizado.
Nosotros, que somos defensores del Concilio, creemos que no todos los documentos salieron igual de bien, ni todos han resistido el paso del tiempo con el mismo éxito. En particular un documento que "nos cae mal", es la Gaudium et spes (A propósito de la GS alguien algún día nos tendrá que explicar porque es usada como texto del Oficio de Lecturas o mejor, porque el CVII es el único concilio que tiene textos en el Oficio). 
Al parecer también el teólogo Joseph Ratzinger se dio cuenta rápidamente que el texto iba a tener dificultades...

"Somos así llevados de nuevo, sin darnos cuenta, al punto de partida, al trabajo, frente al cual se encontró el concilio en su intención de elaborar un documento sobre la Iglesia en el mundo contemporáneo. Cuanto es difícil este trabajo lo mostró, quizás, con mayor claridad, los tentativos de respuesta que intentamos al final de este artículo, que el desarrollo del problema que lo precede. Y no obstante tampoco aquí se puede olvidar que no puede ser la tarea de la Iglesia (representada en el concilio) la creación de algo como un modelo intelectual y oficial del mundo. La formación científica de una síntesis de todos los problemas vitales del hombre de hoy, la cual debería entusiasmar a todos. Mirando hacía atrás se deberá criticar al Concilio que, olvidando la humildad de los concilios precedentes, ha buscado demasiado en esta dirección y por esto, ha querido demasiado. Muchas afirmaciones de un texto, en si bien concebido y también realmente útil, serán así inútiles más o menos en poco tiempo. Determinante es el tentativo de despertar la conciencia y de llamarla a la responsabilidad de frente a Dios, que se ha mostrado en Jesucristo como palabra y amor, el cual es en la cruz crisis y esperanza del mundo." (Dogma e predicazione, 172.)

martes, 17 de enero de 2012

Saúl y David





Esta semana, las primeras lecturas de la misa se refieren a Samuel, Saúl y David. El biblista francés Paul Beauchamp hace, a partir de esta relación una interesante reflexión sobre el salterio, el bien y el mal. Aprovecho de esta manera para homenajear a todos los monjes que pasen por aquí, en el día de la memoria de San Antonio Abad.


"Cuando el mal espíritu atacaba a Saúl, David tomaba el arpa y tocaba. Saúl se sentia aliviado y se le pasaba el ataque del mal espíritu (1 Sm 16,23).
Precisemos, para aclarar el relato, que el mal espíritu viene de parte de Dios. Esta concepción nos sorprende, pero significa conforme a las ideas de aquellos tiempos, que la causa de un mal es más profunda que todas las explicaciones posibles. Saúl es un ser abocado a la muerte. A muchos mató la tristeza, afirma Ben Sirá (Eclo 30,23). Para este mal no se encuentra otro remedio que el arpa de David, y el remedio da resultados. Pero la persona de David es el símbolo o el emblema de todo el Salterio. El relato expresa que las alabanzas davídicas son un remedio contra la tristeza mortal. Esos himnos curan el alma, fascinada por la tristeza de la muerte del mismo modo que el pájaro se deja fascinar por la mirada de una serpiente. El pájaro fascinado ya no canta, pero el pájaro que canta recupera las alas de la libertad. 
Hay en todo hombre un Saúl y un David. Saúl toma un gran afecto a David (1 Sm 16,21) pero cuando el remedio deja de actuar y el espíritu de la muerte recupera fuerzas en Saúl, este afecto se convierte en envidia destructora. La historia de la relación entre los dos hombres no tiene otra salida. Cuando Saúl blande su lanza y dice: Clavaré a David en la pared (1 Sm 18,11), David se libra de un salto y esquiva el arma por dos veces. La envidia, que es muerte, pretende fijar y destruir el bien mismo que ama. Pero el bien se muestra libre y escapa como el pájaro. 
Esa es su victoria, porque David jamás querrá el mal para Saúl ni aprovechará ninguna ocasión para vengarse." (Los Salmos noche y día, Paul Beauchamp, 88)

domingo, 15 de enero de 2012

La pianista que desafió al régimen



La versión de las Variaciones Goldberg es de la pianista rusa María Yúdina (1899-1970) quien fue una de las pocas voces del mundo artístico soviético que mostró abiertamente su disconformidad con el régimen comunista, lo que le costó numerosas represalias (se le impidió en numerosas ocasiones ejercer la docencia o interpretar en público). De familia judia, su conversión al cristianismo y su profunda fe la convierten también en una de las figuras cristianas (junto con su amigo el filósofo Pável Florenski) más importantes de la Unión Soviética. En la partitura que se conserva de las Variaciones Goldberg se pueden ver las anotaciones de la pianista (referidas a partes del Evangelio) que le servían para inspirar la interpretación.
Yúdina nació en Nevel y estudió en el conservatorio de Petrogrado. Tras terminar sus estudios fue invitada a dar clases allí. Ejerció la docencia hasta 1930, cuando fue apartada de la institución por sus convicciones religiosas y sus críticas a los dirigentes políticos soviéticos. Tras estar sin trabajo y sin casa durante un par de años, el Conservatorio de Tiflis le ofreció impartir un curso de piano en el curso 1932-1933.
Entre 1944 y 1960, Yúdina enseñó música de cámara y acompañamiento vocal en el Instituto Gnéssiny (hoy conocido como Academia Rusa de Música), pero fue expulsada por sus creencias religiosas y por su preferencia por la música contemporánea occidental. Continuó con sus recitales hasta que en uno de ellos leyó un poema de Borís Pasternak: fue sancionada y se le impidió interpretar en público durante cinco años. 
Curiosamente, Yúdina fue la pianista favorita de Iósif Stalin. Stalin escuchó en la radio una interpretación del Concierto para piano nº 23 de Mozart y pidió una copia. Como había sido una transmisión en directo, se solicitó inmediatamente a Yúdina que lo grabara esa misma noche. La llevaron a un estudio junto con una pequeña orquesta y así se pudo presentar una grabación a Stalin (esta versión se conserva y está actualmente editada en CD). Varios directores renunciaron a hacerlo ante el temor que el tirano se diera cuenta.  Al parecer, a Stalin se le saltaban las lágrimas sólo con oír las primeras notas tocadas por Yúdina. Pese a contar con esta predilección, Yúdina continuó con sus críticas al régimen. Donó el dinero con el que se la recompensó por esta grabación a la Iglesia Ortodoxa «para oraciones perpetuas por los pecados de Stalin.»

viernes, 13 de enero de 2012

Vida y muerte para J.R.R. Tolkien



Un pequeño fragmento en el que en pocas líneas, Tolkien elabora una descripción del hombre tan bella como profunda. O bella porque profunda. Una verdadera antropología desde la literatura.

"Ilúvatar quiso que los corazones de los Hombres buscaran siempre más allá y no encontraran reposo en el mundo; pero tendrían en cambio poder de modelar sus propias vidas, entre las fuerzas y los azares mundanos, más allá de la Música de los Ainur, que es como el destino para toda criatura; y por obra de los Hombres todo habría de completarse, en forma y acto, hasta en lo último y lo más pequeño.Pero Ilúvatar sabía que los Hombres, arrojados al torbellino de los poderes del mundo, se extraviarían a menudo y no utilizarían sus dones en armonía; y dijo:            
 -También ellos sabrán, llegado el momento, que todo cuanto hagan contribuirá al fin sólo a la gloria de mi obra.
(...) 
Uno y el mismo es este don de la libertad concedido a los hijos de los Hombres: que sólo estén vivos en el mundo un breve lapso, y que no estén atados a él, y que partan pronto; (...) los hijos de los Hombres mueren de verdad, y abandonan el mundo; por lo que se los llama Huéspedes o los Forasteros. La Muerte es su destino, el don de Ilúvatar, que hasta los mismos Poderes envidiarán con el paso del Tiempo. Pero Melkor ha arrojado su sombra sobre ella, y la ha confundido con las tinieblas, y ha hecho brotar el mal del bien, y el miedo de la esperanza." (El principio de los días, El Silmarillion)

 Pero claro, para algunos es de segunda categoria. Que vamos a hacer...