En estos días, mientras hojeaba una historia del Concilio Vaticano II, pensaba en la notable diferencia que hay entre el documento, así como nos ha llegado a nuestras manos y toda la elaboración previa. Muchas de las discusiones que hoy reinician se dieron durante el Concilio en un clima, quizás aún más acalorado. A nosotros, sin embargo, la obra se nos presenta como final, acabada, sin discusión. El hecho de que en la objeción a un punto o a otro parece que se juega toda la legitimidad del Concilio (tanto en aquellos que descalifican la parte por el todo, como en aquellos que creen que hay que salvar todas las partes para salvar el todo) muestra hasta que punto las posiciones se han cristalizado.
Nosotros, que somos defensores del Concilio, creemos que no todos los documentos salieron igual de bien, ni todos han resistido el paso del tiempo con el mismo éxito. En particular un documento que "nos cae mal", es la Gaudium et spes (A propósito de la GS alguien algún día nos tendrá que explicar porque es usada como texto del Oficio de Lecturas o mejor, porque el CVII es el único concilio que tiene textos en el Oficio).
Al parecer también el teólogo Joseph Ratzinger se dio cuenta rápidamente que el texto iba a tener dificultades...
"Somos así llevados de nuevo, sin darnos cuenta, al punto de partida, al trabajo, frente al cual se encontró el concilio en su intención de elaborar un documento sobre la Iglesia en el mundo contemporáneo. Cuanto es difícil este trabajo lo mostró, quizás, con mayor claridad, los tentativos de respuesta que intentamos al final de este artículo, que el desarrollo del problema que lo precede. Y no obstante tampoco aquí se puede olvidar que no puede ser la tarea de la Iglesia (representada en el concilio) la creación de algo como un modelo intelectual y oficial del mundo. La formación científica de una síntesis de todos los problemas vitales del hombre de hoy, la cual debería entusiasmar a todos. Mirando hacía atrás se deberá criticar al Concilio que, olvidando la humildad de los concilios precedentes, ha buscado demasiado en esta dirección y por esto, ha querido demasiado. Muchas afirmaciones de un texto, en si bien concebido y también realmente útil, serán así inútiles más o menos en poco tiempo. Determinante es el tentativo de despertar la conciencia y de llamarla a la responsabilidad de frente a Dios, que se ha mostrado en Jesucristo como palabra y amor, el cual es en la cruz crisis y esperanza del mundo." (Dogma e predicazione, 172.)
Bueno, es que tanto Alberigo como Witgen nos relatan con lujo de detalle la forma en que fueron redactados los documentos, a fuerza de consensos artificiales.
ResponderBorrarPrueba de esto son las actas y notas aclaratorias... que incluso llegan a contradecir citas textuales de los documentos.
Parece que Pablo VI se estaba impacientando. Estaba molesto con el tono de las discusiones (algunas realmente vergonzosas), por la ruptura del juramento de secreto (incluso abiertamente por muchos obispos que enviaban correspondencia a sus diócesis con lujo de detalles), por las veleidades de algunos prelados que se dedicaban a reunir conferencias de prensa en vez de participar activamente en los debates, por los lobbies a izquierda y derecha, por las contradicciones de la Oficina de Prensa (tanto que se decía entre los vaticanistas que todo lo que ella negara era cierto), etc.
Esto lo llevó a levantar en peso a todo aquel obispo que tuviese algo que objetar a lo que estaban redactando las comisiones. Y, cuando a él mismo no le gustaba lo que estaba saliendo, retiraba el tema de la discusión. De allí que varios esquemas originales finalmente no fuesen tratados.
Lo que salió es un rejunte, copiado y pegado de párrafos de los distintos proyectos, más o menos bien ubicados en el todo del documento. Pero muchas veces desordenado.
Por ejemplo, Gaudium et Spes. ¿El núcleo interpretativo está en GS 36 y su "legítima autonomía de las realidades terrenas" como ha sido leído este documento por el 99% de los católicos postconciliares? ¿O está en GS 22 y en clave cristológica como afirma Ratzinger casi en soledad?
Esto es importante porque de GS 36 se han agarrado los teólogos y profesores que rechazan "Ex Corde Ecclesiae", "Dominus Iesus", etc.
Yo diría Cnel, que el Concilio hay que interpretarlo a la luz de la Tradición precedente. Y en este sentido es claro que la clave tiene que ser cristológica. Pero aún allí uno encuentra problemas. Gran parte de lo que dice GS 22 fue dicho antes de mejor manera. Y lo que trata de decir en forma "nueva", a veces, en la redacción termina pareciendo un guiño a posturas ya condenadas anteriormente. Por Ej., GS 22 "Todo esto es válido no solo para lo que creen en Cristo, sino para todos los hombres de buena voluntad, en cuyo corazón obra la gracia de un modo invisible (con nota que hace referencia a LG, en una extraña forma de entender los argumentos de autoridad), puesto que Cristo murió por todos y la vocación del hombre es una misma, es decir, la vocación divina (aparentando entrar en contradicción con la Humani Generis y la condena al "Sobrenatural" de De Lubac), debemos creer que el Espíritu Santo ofrece a todos la posibilidad de que, una vez conocido Dios, se asocien a su misterio pascual."
ResponderBorrarQue le vayan después a explicar a Rahner, que lo de los "cristianos anónimos" no corre...
Por supuesto que estoy de acuerdo con Ud.
BorrarPero a lo que voy es que ni GS, ni LG, ni ningún otro documento explican cómo deben ser interpretados. De hecho, lo único que tenemos al respecto son dos discursos, uno de Juan Pablo II (6-XI-78) y otro de Benedicto XVI (22-XII-05), y algunos documentos de Doctrina de la Fe que han recibido ínfima publicidad.