martes, 20 de septiembre de 2011

Tentación y grandeza de la teología by J.Ratzinger


"En ocasión de una conferencia que tuve que dar en el sur de Italia, pude visitar la magnifica catedral románica de Troia, una pequeña ciudad de Apulia. En ella me cautivó ante todo un relieve algo enigmático en el púlpito, del año 1158. (...) Este relieve muestra tres animales, en cuya interrelación el artista quiso presentar la situación de la Iglesia de su tiempo. En la parte inferior se ve un cordero, sobre el que se ha arrojado vorazmente un león. Lo tiene firmemente atrapado con sus fuertes garras y con sus dientes. El cuerpo del corderito ya esta desgarrado. Se le ven los huesos y que algunas partes le han sido ya devoradas. Sólo la mirada infinitamente triste del animal asegura al observador que el cordero medio mutilado todavia vive. Frente a la impotencia del cordero, el león es expresión de fuerza brutal, a la que el cordero nada puede oponer más que su angustia desvalida. Es claro que el cordero simboliza a la Iglesia, o mejor, a la fe de la Iglesia y en la Iglesia. (...) Sobre el león se arroja un tercer animal, un pequeño perro blanco.  Desde el punto de vista de las fuerzas parece totalmente desproporcionado frente al león, pero, no obstante, con dientes y uñas se arroja sobre el monstruo. Quizá el mismo se convierta en victima del león, pero su intervención obligará a la bestia a soltar el cordero. 
(...)
Probablemente lo más correcto es entender el conjunto a partir del lenguaje simbólico clásico de la iconografía cristiana. En ella el león puede representar el demonio o -más concretamente- a la herejía, que desgarra la carne de la Iglesia, la mutila y la devora. El perro blanco es simbolo de fidelidad; es el perro del pastor, que representa al pastor mismo. (...) En opinión de un amigo, el pequeño y valiente perro, que salva a la fe del ataque del león, es imagen de la ciencia sagrada. Pero cuanto más lo pienso, tanto más me parece que la escultura -aún cuando se pueda interpretar en esa línea -más bien deja abierta la pregunta. La imagen no es una simple alabanza de la teología, sino un llamado, un examen de conciencia. una pregunta abierta. Solo el significado del cordero está claramente determinado. Pero los otros dos animales, el león y el perro, ¿no representan las dos posibilidades de la teología, sus caminos opuestos? El león ¿no representa la tentación histórica de la teología de enseñorearse de la fe? ¿No simboliza aquella violentia rationis, aquella razón autosuficiente y violenta, de la que un siglo después Buenaventura había de hablar como de una forma defectuosa del pensar teológico? Y el perro valiente representa entonces el camino opuesto, una teología que se sabe al servicio de la fe y, por eso, asume hacer el ridículo, señalando sus límites a la desmesura y la soberbia de la mera razón. Pero si es así, ¡que cuestionamiento es entonces el relieve del púlpito de Troia a los predicadores y teólogos de todos los tiempos! Pone frente al espejo tanto al que habla como al que oye. Es un examen de conciencia para pastores y para teólogos. Pues ambos pueden ser devoradores o guardianes. Y así, como una cuestión nunca terminada, esta imagen nos interpela a todos." (Naturaleza y misión de la teología, Buenos Aires, 2007) 

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