sábado, 15 de noviembre de 2014

Decálogo VI - Breve film sobre el amor.

¡Oh llama de amor viva,
que tiernamente hieres
de mi alma en el más profundo centro!
Pues ya no eres esquiva,
acaba ya si quieres;
rompe la tela deste dulce encuentro. 
                                                                                    (San Juan de la Cruz, Llama de amor viva)

Decía Krzysztof Kieslowski en su última entrevista antes de morir que en la vida de las personas todos los días suceden cosas extraordinarias, aparece el bien allí donde no debería aparecer. "Yo no se de donde viene y a donde va, pero lo filmo".
Lo excepcional es, quizás, el rasgo distintivo del Decálogo VI (o BFSA). Claro que la genialidad del director está en presentarlo en forma tan normal y llana que al espectador le pasa desapercibido. 
En esta historia a tres bandas hay un joven tímido (reprimido dirán otros), una mujer promiscua (liberada dirán otros) y una anciana.

En el principio...el jóven rompe un cristal para robar un catalejo. Pero no, no es ni decálogo V, ni decálogo VII. Tomás (así se llama el muchacho) no roba por codicia, sino para poder observar más de cerca. Y ya aquí habría varias preguntas para hacerse. ¿Por que lo roba? ¿Acaso no tiene trabajo en la oficina de correos? Robar durante el comunismo polaco no era algo simple...
Lo cierto es que con el catalejo, Tomás observa a una vecina de un edificio enfrente al suyo en el complejo edilicio de Stowki. 
Toda esta primera parte del film puede ser vista como los intentos de un joven tímido e inexperto, enamorado platónicamente, que intenta acercarse a una mujer de mayor edad. Pero Kieslowski va tejiendo su madeja en forma paciente. Vamos así sabiendo que Tomás no tiene familia o mejor que no tiene pasado. Que tampoco parece tener futuro ("Querría que ya estés asentado cuando yo me muera" le dice la vieja). Que la señora mayor que vive con él es la madre de un amigo. Todo parece normal. ¿Pero lo es? La vieja lo invita a ver la elección de Miss Polonia. Le aclara que cuando tenga una novia (y parece decirle que ya es hora), la puede llevar al departamento....
Pero Tomás no parece interesado en nada de eso. Solo en observar a esa mujer. ¿Y quién es? Kieslowski no nos revela el nombre. Vemos que es una pintora. Que tiene varios amantes. Que sus relaciones amorosas no funcionan. Y poco más. 
Tomás intenta acercarse y al final para aclarar una discusión en la oficina de correos, termina diciendo que desde hace más de un año la espía. Lo hace revelando algo que en BFSA será determinante (no así en Decálogo VI). La noche anterior ella había llorado.
La reacción de ella es de subir la apuesta. Hace una escena con uno de sus amantes ante la mirada de Tomás que termina golpeado y humillado. 

Pero el joven no claudica en el "acoso". Vuelve al otro día maltrecho para dejar una botella de leche ("Las botellas de leche en el Decálogo son solo eso. Botellas de leche" decía Kieslowski, pero en este film, como en ningún otro, se nota el simbolismo). El diálogo que se da entre Tomás y la mujer, por demás improbable, es interesante. ¿Que quiere Tomás? ¿Quiere besarla? ¿Quiere acostarse con ella? ¿Quiere ser su novio? El dice a todo que no. Solo que la ama. Y que no quiere nada. 
La tensión comienza a subir. Él termina por invitarla a salir. Y ella acepta. Mientras vuelve Tomek se lleva por delante al Testigo Silencioso, que esta vez carga unas valijas. En la cara del Testigo se dibuja una sonrisa... y una mueca de preocupación.
La cita termina donde ella quiere, o sea en su casa. Le dice que el amor no existe (incluso, en forma muy irónica le responde "Además de amarme, ¿a que otra cosa te dedicas?"). Y allí viene una de las partes más ambiguas de todo el film. Lo que sucede lo dejamos a interpretación del lector. En el otro edificio la que ahora mira es la vieja. Lo cierto es que desde allí el film cambia radicalmente de registro y los actores cambian de tono. 
Tomás vuelve al edificio donde vive. Por casualidad (si, claro!) se vuelve a encontrar con el Testigo Silencioso, cargando las valijas y al parecer todavía sin encontrar su casa. Se miran uno al otro, pero después de un instante Tomek sigue su camino.  En su departamento decide cortarse las venas. Ya la vieja se lo había dicho antes. Lo único que se puede hacer ante una herida  (propia o de otro) es hacerse otra herida.
Ahora es la mujer (por una llamada telefónica sabemos su nombre. De toda formas ya lo sospechábamos. Se llama María Magdalena)  la que busca desesperadamente a Tomek. Usa el teléfono. Le pone carteles. Lo empieza a buscar con los prismáticos. Se siente confundida al ver dos sombras en el departamento del joven y hasta lo va a buscar a la oficina de correos.
De todos modos, la leche sigue llegando. La lleva ahora la vieja (casí para que al pensarlo fríamente digamos que la historia no es real), que por otra parte le da poca información a Magdalena. Cuando esta le pregunta ¿Que pasó? La vieja responde "¿No lo sabe? Se enamoró de usted".
El final no es el mismo en Decálogo VI que en BFSA (al parecer por pedido de la actriz que quería en el segundo un "happy ending"). 
En el primero, Magda va a la oficina de correos y encuentra a Tomek curado que solo la mira y le dice "Ya no te espío").
El segundo final es mucho mas intrigante. Magdalena va al departamento de Tomek. La vieja la hace pasar y le muestra el cuerpo herido del jóven, pero no deja tocarlo (Noli me tangere). Allí, Magda ve el catalejo y comienza a mirar por él pero pronto deja (notemos que para mirar por el catalejo es necesario cerrar un ojo, en cambio Magda tiene los dos ojos abiertos). Ella se ve en su departamento llorando después de haberse peleado con su amante (y si, habiendo derramado una botella de leche). Junto a ella, consolándola con una mano en el hombro está Tomek. 

P.D.:  Dejo un texto del P. Lloyd Baugh S.J. sobre el decálogo. Es uno de los mayores especialistas en Kieslowski. No siempre estamos de acuerdo en sus puntos de vista. Pero siempre son interesantes leerlos. http://www.signis.net/IMG/pdf/Kieslowski_Lloyd_Baugh_sp.pdf

P.D.2.: Si alguien quiere tener una visión radicalmetne opuesta y de neto corte freudiano, puede oir el comentario que hizo el juez Zaffaroni para la presentación del Decálogo en la televisión argentina.



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