viernes, 20 de mayo de 2011

El lugar del tomismo en la Iglesia.



Escribir un post sobre el tomismo no es fácil. Sobre todo para alguien que no es un tomista "de escuela", sino que lo ha recibido por ósmosis. Un poco aquí y otro poco allá. Mas adelante pediremos ayuda.
¿Cual es el lugar del tomismo en la Iglesia? Para algunos es una obra arqueológica. Para otros es la regla con la cual medir a toda nueva teología que se presenta.
Para algunos es el culpable del racionalismo con el cual la Iglesia Católica Apostólica Romana se alejó de la tradición de los Padres. Para otros es la teología canonizada a partir de la encíclica Aeterni Patris de León XIII y todo el magisterio hasta Pio XII.
No todo el que dice "¡Tomás, Tomás!" entrará en el Reino de los Cielos. Hay tomismos y tomismos.
 Hay tomistas que conocen la Suma. Especialmente en lo que se refiere a temás filosóficos y que tienen que ver con el Derecho. Son de un pensamiento rígido. Casuístico. Que rechaza todo lo que el tomismo tiene de contemplativo, de dinámico, de verdaderamente tradicional. Son los que olvidan que Santo Tomás inicia la Suma diciendo que "no sabemos en que consiste Dios". Son los que creen que después de haber leído las cinco vías nadie puede dudar de su existencia.
Estan también quienes piensan en el tomismo como si fuera el imperativo categórico kantiano. Saben cual es la doctrina de la Iglesia y dicen de no querer desobedecer, pero lo hacen. Y como no pueden decir lo que Tomás dice, le hacen decir a él lo que dicen ellos. Estos son deshonestos intelectualmente.
Para mostrar cual, nos parece, debiera ser el lugar del tomismo en la teología actual recurriremos al filósofo y teólogo, P.Ignacio Andereggen, quien al comentar la Fides et Ratio dice, 
"El Papa realiza un acto de personal gran valentía, y también un acto en cierto modo de autocrítica eclesial, al reproponer a santo Tomás de Aquino, no tanto como modelo de pensamiento, cuanto a la filosofía misma que sustenta la encíclica. No se trata en la situación actual de que santo Tomás sea el único maestro, ni de una repetición obsecuente de los pronunciamientos del Magisterio. Ni fundamentalismo tomista, ni Denzinger-Theologie. La situación moderna es mucho más compleja como para que este procedimiento -por otra parte inconducente como bien señala la encíclica - tenga esperanzas de un cierto éxito en la vida cristiana. No se trata tampoco de volver a una teología o a una praxis eclesial preconciliar erigidas como valor absoluto. Se trata, en cambio, de unir una profunda vida espiritual según la tradición de la Iglesia, con un acercamiento profundo y filosóficamente adecuado, a lo real y al mundo de hoy. No se puede dejar de reconocer que en gran medida este mundo de hoy -incluyendo especialmente las líneas de fuerza principalesde la cultura- es "mundo" en el sentido bíblico, en el de San Juan, con todas las connotaciones negativas que ello implica. 
Se trata de sacar las consecuencias en principio dolorosas de que es imposible una síntesis entr el pensamiento de santo Tomás y el de Hegel, entre el Nuevo Testamento como palabra de Dios y el de Heidegger, entre san Juan de la Cruz, santa Teresa, san Ignacio y el de Freud. El hecho de que un mediano conocimiento de los autores permita la ilusión de un fácil concordismo -que, por otra parte, no respeta a los autores mismos- no debe inducir a error. Es claro, por supuesto, que lo que hay de verdad en cualquier pensamiento permanece tal, sea quien fuere quien lo afirma. Pero otra cosa muy distinta es aceptarlos en su globalidad, y, sobre todo, en su espíritu, que suele no ser el Espíritu Santo, ni un espíritu neutro desde el punto de vista evangélico. Son estas nuevas explicaciones del fondo de la realidad, constituidas con posturas conscientemente contrarias al mensaje revelado (...).
Uno de los desafios de la teología actual deesarrollada de acuerdo con la Escritura es el desentrañar las incrustaciones de filosofías incompatibles y aún contrarias a la verdad revelada. La (otra) gran tarea para la teología actual (es ) sacar las consecuencias de las enseñanzas y del proyecto del gran Concilio Vaticano II de la manera más seria y respetuosa. No está de más señalar que, como enseña claramente el Magisterio de la Iglesia actual y el propio Concilio dos veces en importantísimos documentos, es la teología de santo Tomás la que debe inspirar desde adentro los estudios teológicos actuales -sin cerrarse a nada que sea verdadero-, como inspiró en generosa medida los documentos conciliares. Esta teología, asi como también la de san Agustín y la de san Buenaventura, profundamente concordantes con la de santo Tomás, tienen una filosofía implícita y explícita, que más allá de las diferencias inevitables de lenguaje y expresión, son más profundamente concordantes en los conceptos, y sobre todo en las afirmaciones y las negaciones fundamentales, por estar basadas sobre la misma estructura de fe divina, participación más alta -aunque oscura- en esta vida, del conocimiento que Dios tiene de si". (Andereggen, I, Antropología profunda. El hombre ante Dios según santo Tomás y el pensamiento moderno, Bs.As. 2008.) 

2 comentarios:

  1. Gelfand... muy buen artículo. Excelente la agudeza y claridad del padre Andereggen en este tema.
    Muy bueno el Blog. Un abrazo en Cristo

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  2. A ver Feijoo cuando escribre un poco más de su puño y letra en su blog. No sea vago.

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