lunes, 11 de julio de 2011
La Regla de San Benito.
Es hoy la fiesta de San Benito abad, padre del monacato occidental y patrono de Europa. Es muy importante en la historia de la Iglesia, pero a la vez una figura casi desconocida. La mayor fuente biográfica es la obra de san Gregorio Magno quien, al parecer, conoció algunos discipulos directos del santo.
Si nuestras obras dicen algo de nosotros, en el caso de San Benito, la otra gran fuente es la Regla. Dirigida a monjes sin demasiada instrucción, su autor la juzga varias veces como «mínima» y en otras como «elemental». A su juicio, quedaba lejos la edad de oro del monacato. Sin embargo, acudió a aquella antigua tradición para cimentar su pensamiento en el de los antiguos padres.
La Regla no contiene grandes teorías. Es esencialmente práctica incluso en sus capítulos más espirituales. Se amolda a las circunstancias concretas. Al parecer, tampoco nunca fue pensada su difusión mas allá de sus destinatarios históricos. Hoy sabemos muy bien que la penetración en el mundo monástico procedió con notable lentitud. Esta se dio por motivos azarosos o providenciales. No se impondrá generalmente como regla única hasta San Benito de Aniano. Sus innegables cualidades intrínsicas en primer lugar, pero también la prestigiosa biografía de San Benito, la recomenda-ción expresa de San Gregorio Magno, la influencia de Roma, todo colaboró a este triunfo tardío.
En su escuela se formaron muchos de los más grandes santos de la cristiandad y a mas de mil años de su composición continua siendo «una de las obras más originales de la literatura patrística y monástica»(1).
(1) G.PENCO, Storia del monachismo in Italia dalle origini alle fine del Medio Evo, 64.
(Continuará)
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