lunes, 17 de septiembre de 2012

De infocatólicos y lefebvrianos


En Infocatólica hay un gobierno de hierro. Milenko Bernardic había escrito un artículo contra las apariciones de Madjugorje. Alguien dijo que no le parecía bien cuando la Iglesia todavía no ha dado una respuesta definitiva, y en horas el artículo desapareció. 
Milenko, ponía entre otros personajes que fueron influenciados por apariciones, a Lefebvre. Y alguien, antes que el artículo desapareciera, comentó que era injusto ponerlo a Lefebvre porque nunca había invocado una aparición. Pues bien dijo monseñor Lefebvre en la homilía de ordenación de los cuatro obispos. 
"Así pues, queremos daros las gracias por haber venido en tan gran número a animarnos en la ejecución de esta ceremonia. También nuestros ojos se vuelven hacia la Virgen María. Saben bien, queridos hermanos –seguro que se lo han dicho-, cómo León XIII en una visión profética que tuvo, dijo que un día la Sede de Pedro sería la sede de la iniquidad. Lo dijo en uno de sus exorcismos, en el “exorcismo de León XIII”. ¿Es hoy? ¿Mañana? No sé. En todo caso ha sido anunciado. La iniquidad puede ser sencillamente el error. El error es una iniquidad: no profesar ya la Fe de siempre, no profesar ya la Fe católica, es un grave error; ¡si hay una gran iniquidad, es precisamente esa! Realmente creo que puedo decir que no ha habido nunca una iniquidad más grande en la Iglesia que la jornada de Asís, ¡que es contraria al primer mandamiento de Dios y contraria al primer artículo del Credo! ¡Es algo tan increíble que una cosa así haya podido realizarse en la Igle­­sia ante los ojos de toda la Iglesia humillada! Nunca hemos sufrido una humillación semejante. Todo esto lo podrán encontrar en el pequeño libro del Daniel le Roux, que ha sido editado especialmente para proporcionarles todo tipo de información sobre la situación actual de Roma.
No solamente el Papa León XIII ha profetizado estas cosas, sino Nues­tra Señora. Ultimamente, el sacerdote que está encargado del Prio­rato de Bogotá en Colombia, me ha traído un libro que versa sobre las apariciones de Nuestra Señora del Buen Suceso, que tiene una iglesia, una gran iglesia en Ecuador, en Quito, capital del Ecuador. Es­tas apariciones a una religiosa, tuvieron lugar en un convento de Qui­to poco tiempo después del Con­cilio de Trento, hace pues varios siglos como ustedes ven. Todo esto fue consignado, habiéndose reconocido esta aparición por Roma y por las autoridades eclesiásticas, ya que se construyó una magnífica iglesia para la Virgen, de la que además los historiadores afirman que el rostro de la Virgen había sido terminado milagrosamente: se encontraba el escultor modelando el rostro de la Virgen, cuando se encontró con dicho rostro terminado milagrosamente. Esta Virgen milagrosa es honrada allí con mucha devoción por los fieles del Ecuador y profetizó para el siglo XX. Dijo a esta religiosa claramente: «Durante el siglo XIX y la mayor parte del siglo XX, los errores se propagarán cada vez con más fuerza en la Santa Iglesia, y llevarán a la Iglesia a una situación de catástrofe total, ¡de catástrofe! Las costumbres se corromperán y la Fe desaparecerá». Nuestra impresión es que no podemos dejar de constatarlo.
Pido disculpas por continuar el relato de esta aparición, pero en ella se habla de un prelado que se opondrá totalmente a esta ola de apostasía y de impiedad y preservará el sacerdocio preparando buenos sacerdotes. Hagan ustedes la aplicación si quieren, yo no quiero hacerlo. Yo mismo me he sentido estupefacto leyendo estas líneas, no puedo negarlo. Está inscrito, impreso, consignado en los archivos de esta aparición.
Además ustedes conocen las apariciones de la Sa­lette, donde Nuestra Señora dijo que Roma perderá la Fe, que habrá un eclipse en Roma; eclipse, adviertan lo que eso puede significar viniendo de parte de la Santísima Virgen.
Y finalmente el secreto de Fátima, más cercano a nosotros. Sin duda que el tercer secreto de Fátima debía hacer alusión a estas tinieblas que han invadido Roma, estas tinieblas que invaden el mundo desde el Concilio. Es por eso sin duda que el Papa Juan XXIII juzgó oportuno no publicar el secre­to, puesto que habría sido necesario que tomase ciertas medidas y no se sentía tal vez capaz de cambiar completamente las orientaciones que comenzaba a dar con vistas al Concilio y para el Concilio. Estos son hechos sobre los que, me pa­rece, podemos también apoyarnos."

1 comentario: