vidi e conobbi l'ombra di colui
che fece per viltade il gran rifiuto.
(Y tras haber reconocido a alguno
vi y conocí la sombra del que hizo
por cobardía aquella gran renuncia.)
Inf, III, 58-60
Los versos de Dante hoy resuenan más que nunca. Si bien nunca se supo con certeza si el poeta los atribuía a Celestino V. Y es que la exégesis dice que el vio y conoció, cuando en realidad parece que Dante y Celestino nunca se encontraron.
La comparación es injusta pero inevitable. Y creo que Benedicto XVI era el primero en saberlo.
A mi se me vino a la mente otra renuncia. La de Diocleciano, aquel emperador que trato de detener la descomposición del Imperio con una gran reforma y que luego abdicó para ver como todo el sistema colapsaba.
Pero si tuviera que señalar el paralelo más claro sería con otro alemán. Carlos V (Carlos I de España), último emperador de Occidente, que al darse cuenta de que ya no había nada más que hacer se retiro al Monasterio de Yuste a preparar su muerte.
Boris Gelfand
Marc Ouellet nació hace 68 años, en un pequeñisimo pueblo de Quebec. Es ordenado a los 24 años y dos años después comenzó a enseñar en el seminario mayor de Bogotá (porqué se mudo a Bogotá sería interesante conocerlo), y en 1972 entró a la Societas Presbyterorum a Sancto Sulpitio. Obtuvo la licencia en filosofía en la universidad de los dominicos de Roma con una tesis sobre "La participación en Santo Tomás de Aquino", para después volver a Colombia y de allí a Canada. En 1983 otra vez en Roma, el doctorado en teología dogmática en la Universidad Gregoriana ("La existencia como misión, la antropología de H. von Balthasar"), para volver a Colombia como rector del seminario y en 1990 nuevamente a Canada como rector del Seminario. El más que curioso camino de Ouellet sigue en Roma, como profesor del Instituto Juan Pablo II de la Universidad Lateranense, un instituto especialmente creado con atención a la ortodoxia teologíca. Allí comienza a colaborar con distintas congregaciones de la curia (incluida la Doctrina de la Fe) y pasa a formar parte de Communio, la revista de teología fundada por von Balthasar y Ratzinger.
Finalmente es consagrado obispo en el 2001 siendo Secretario del Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos, pero todo esto parece una preparación en la curia y un sumergirse en la "romanitá", porque al año siguiente vuelve a un Canada desertificado del cristianismo con la complicidad de la Iglesia Católica, como arzobispo de Quebec. Al parecer, fue crítico de la deriva de la Iglesia canadiense y apoyo el retorno de la adoración eucarística y el canto gregoriano.
En el 2010 vuelve a Roma como Prefecto de la Congregación para los obispos (un lugar clave), al parecer después de que la Curia se resistiera a aceptar a George Pell. También asume la presidencia de la Comisión para America Latina.
Ouellet tiene la ventaja de no ser italiano, y por lo tanto puede ser un candidato de aquellos que temen un papa metiéndose en la política italiana. Además es un no-europeo, con un gran conocimiento de una región como América Latina, donde vive la mayoría de los católicos y donde la Iglesia está en retroceso. Tiene también la ventaja de que su elección sería vista como una continuidad de los ratzingerianos.
La principal contra es que no es una figura que tenga el apoyo de los italianos y que para muchos no tiene la mano firme y la experiencia para un momento tan delicado.
Pedro Luna
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