Estuve en estos días tratando de consolarme, leyendo el Wanderer que en sus últimos post ha hecho tanto para que tengamos esperanza. Pidiendo a amigos sacerdotes, religiosos y laicos que me dieran unas palabras de consuelo en este momento tan oscuro. No quiero exagerar, pero las horas post-Habemus Papam fueron una verdadera prueba de fe. Casi un caer en la desesperación.
Traté de escuchar a cualquiera que me diera una palabra de aliento, leer cualquier noticia sería que me mostara que el cardenal Bergoglio no era la persona que yo me fui construyendo. Busque una buena interpretación a tantos actos que yo desprecié.
Ayer, en cambio, por primera vez tuve una luz propia. Creo que como hipótesis y solo como hipótesis vale la pena compartirla.
Pensaba en como los cardenales había podido elegir a un hombre de un pais como la Argentina, con una tradición muy pobre, sin santos, casi sin vida religiosa, con cierta proliferación de fe evangelica, con un estado amenazante. y con un fenómeno cada vez más pronunciado, por derecha y por izquierda, de desromanización. Quiero decir, la Iglesia argentina más progresista ha varias veces amenazado con la directa desobediencia. La iglesia más tradicional está lacerada por el lefebvrismo y por el filolefebvrismo que se manifiesta en desconfiar de todo aquello que sucede en Roma.
Y de pronto me vino esta idea. ¿Y si no fuera al revés? ¿Y si las consecuencias de la elección de Francisco no fuera la llegada de las herejías de Devoto a Roma sino la aceptación del magisterio que ya no es obra de un extraño sino del conocido ex-cardenal de Buenos Aires? ¿Y lo que estamos por vivir no es la misa de niños 2012 en un estadio de fútbol sino que los obispos argentinos, con todas sus falencias, comienzan a imitar las celebraciones pontificias al habituarse a ver como celebra el papa argentino? ¿Y si la resonancia en nuestras tierras del que, ahora si, es nuestro papa, vuelve a poner en el centro de la Iglesia Argentina el anuncio de la salvación de Cristo?
La Luna gira alrededor de la Tierra. Y no puede escapar de su campo gravitacional. Modifica las mareas. Como la llegada de un nuevo Papa puede volver a poner un altar móvil o dar una homilía sin mitra. Pero al final Luna esta unida al destino de la Tierra.
Mis amigos anglófilos me van a perdonar con esta comparación. Inglaterra y Escocia lucharon durante siglos. Al parecer al final de su vida Elisabeth I decidió que su sucesor al trono fuera Jacobo IV de Escocia hijo de quien fue su enemiga durante toda su vida, Maria de Escocia. El hecho significó la unión de las dos coronas.
Dios quiera que la llegada del papa Francisco signifique dejar de ser el extremo occidente, para pasar a incorporarnos definitivamente a la Romanitas.
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