viernes, 11 de abril de 2014

Decálogo I

Decía Kieslowski que los films que más le habían costado de Decálogo, eran los tres primeros. El esfuerzo valió la pena. El primero, de hecho, es uno de los más logrados.
El film tiene tres inicios que señalan momentos distintos de la narración. La primera imagen es la del lago que se está congelando. En su orilla, el Testigo Silencioso (arropado como ¿un vagabundo? ¿un pastor?) mira al espectador y se seca una lágrima. Quedara allí todo el film como un vigilante (o un ángel custodio). El segundo inicio es el de la tía que caminado por la calle ve en una televisión a su sobrino filmado en la escuela. Y también llora. El tercer comienzo es el de la narración principal y se inserta en el medio de los otros dos.
Krzysztof y Pawel (Padre e hijo) viven en uno de los departamentos de Stowki. Se muestran compañeros y alegres. Se ejercitan juntos, juegan juntos. Pawel es un niño abierto, que se comunica con sus compañeros, que se admira de la naturaleza, inteligente y curioso. Krzysztof es profesor (de filosofía? de lingüistica?) en la universidad. Uno y otro tienen pasión por la ciencia y el progreso científico (Ilustrado con el beso que Pawel le da al cerebro del padre después de haber resuelto unos cálculos). Confían a una computadora la solución de todo problema posible de la vida. En la Universidad, el padre exalta las posibilidades de la ciencia como un cientificista del 1800. 
Pawel una mañana sale a comprar leche (la leche es otro elemento fundamental en el Decálogo, especialmente relevante en VI). Al volver parece entristecido. Ha visto a un perro vagabundo, que siempre estaba triste y tenía hambre, muerto y le pregunta al padre el porqué de la muerte y se pregunta si ahora no estará en un lugar mejor. El diálogo es magistral. El padre explica la mecánica de la muerte pero no puede explicar el porqué. Con la sinceridad y la brutalidad de un niño Pawel plantea de que sirve la ciencia si no puede explicar la muerte. "Y el alma" pregunta Pawel. "No existe el alma" responde el padre.
El tercer personaje, preanunciado antes porque este si cree en el alma, es el de la hermana de Krzysztof, Irina (Este es un esquema que se repite en el decálogo. Tres personajes principales más uno ausente. En este caso, el ausente es la madre de Pawel). Así como Krzysztof cree en la ciencia, Irina cree en Dios (bueno, por supuesto, no exactamente de la misma manera). Se presenta como las respuestas que el padre de Pawel no puede dar e incluso más complicadas. No lo hace a partir de la lógica, sino con su propia vida. Ella si sabe para que se vive y en una escena muy delicada, con un abrazo, le muestra la presencia de Dios. El momento se corona con las campanas de fondo de una Iglesia.
Esa misma noche después de que Irina le comunica a Krzysztof que ha inscripto a Pawel en catequesis,  algo a lo que el padre no se opone, la computadora se enciende sola y escribe: "I'm ready". 
Es Navidad, y Krzysztof le regala a su hijo uno patines de nieve. Los va a probar sobre el lago congelado, pero primero deben medir si este va a soportar el peso. Meticulosamente ingresan los datos, y la computadora responde. Soporta más de 200 Kg. El padre vuelve a probar para asegurarse que no ha fallado, y a la noche sale a examinarlo in situ. En la oscuridad se encuentra con el Testigo Silencioso que se calienta con una fogata. Y retrocede. Al volver pasa por una Iglesia en construcción y ve a la gente esperando en la puerta.
Al otro día, el frasco de tinta del escritorio de Krzysztof se rompe manchando todos sus cálculos. Es un hecho inesperado. También la inquietante presencia de una niña que pregunta por Pawel diciendo que lo busca la mamá. En la calle se escuchan sirenas. La madre de un compañero de Pawel le dice a Krzysztof que no encuentra a su hijo y que se rompió el hielo del lago. El padre contesta que eso es imposible y que el mismo la ha comprobado. A partir de ese momento, durante 15 minutos el padre deambula sin querer ir al lago. La imagen es muy lograda. Krzysztof pasea en la oscuridad y se aleja de la luz. Parece no querer aceptar que sus cálculos han fallado. Finalmente se acerca al lago donde una multitud espera el rescate. Del agua congelada salen dos cuerpos sin vida. Falta Pawel. También falta el Testigo Silencioso. El director nos lo recuerda cuando el padre mira la fogata apagada. 
En su casa Krzyzstof, mientras llora, sigue en la oscuridad, hasta que es iluminado por la luz de la computadora. En la pantalla aparece: "I'm ready".
Krzysztof va hasta la Iglesia en construcción que sirvió de fondo a todo el capítulo. Kieslowski cambió aquí lo que tenía planeado. Se imaginó una iglesia llena, en una noche de Navidad, donde el padre se iba a confesar. En lugar de eso, la escena final ve al padre entrar en esta Iglesia vacía. Cerca del altar esta la imagen de la Virgen de Czestochowa, que en Navidad pasea por las parroquias polacas. Krzysztof tira abajo el precario altar haciendo que la cera de una vela dibuje una lágrima en el rostro del Virgen. Kieslowski comenta este acto de rebelión diciendo "En la rebelión terminamos por reconocer que alguno existe, aunque si no creíamos que existiera. La rebelión es una manifestación de la fe que en palabras es negada. Es claro que Krszysztof esta en rebelión a Dios". 
El padre llora.  De algo que parece ser una pila bautismal saca un trozo de hielo y se dibuja en la frente algo que parece ser una cruz.

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