Krzysztof
Kieslowski era un ilustre desconocido fuera de Polonia hasta 1988
cuando recibió el Premio del Festival de Cannes por "No
mataras" (o "Breve film sobre el asesinato", tal sería su
traducción desde el polaco).
Había
nacido en Varsovia el 27 de junio de 1941. En 1957 es aceptado en la
escuela cinematográfica de Lodz. Desde 1966 realiza, por el período
de más de 10 años unos 30 documentales. Para él será una
experiencia importante. Decía el director "A mi me parece que
el documental es una forma de arte superior al film de ficción.
Pienso que la vida es más inteligente y crea situaciones más
interesantes de aquellas que puedo inventar yo solo".
Hacía la
mitad de los años 70 tiene que dejar los documentales (el más
famoso retrataba la situación de la salud pública en Polonia
durante el comunismo), al sentir en forma cada vez más fuerte la
presión de la censura. Realiza entonces varios films de ficción, no
exentos de crítica, de los cuales el más importante es "El azar",
una interesante y original historia que muestra los caprichos de la
casualidad (y no solo) en las tres variantes de la vida de un jóven.
Hasta que
llega el Decálogo. Varias veces preguntaron a Kieslowski sobre el
origen de esta obra. El director siempre dijo que ni él, ni
Krzysztof Piesiewicz, el co-guionista, eran católicos practicantes,
"pero eso no significa que no tengan nada que ver con Dios".
En 1982
Piesiewicz, viendo un antigua pintura gótica en el Museo de Varsovia
que representaba los diez mandamientos, tuvo la idea de realizar 10
films inspirados cada uno en el Decálogo.
La idea fue llevada a la televisión polaca que en medio de la grave crisis final del comunismo la rechazo, ofreciendo, en cambio, el dinero para dos películas de 90 minutos. Con ese dinero Kieslowski filmó las versiones para cine de Decálogo 5 (No matarás) y Decálogo 6 (Una película de amor). El éxito que el primero de los films tuvo en Cannes permitió al director polaco financiar toda la obra.
La idea que
tenían Kieslowski y Piesiewicz era la de tomar los mandamientos en el doble perfil de ley
moral-espiritual y a su vez reflejo de la verdad
última del hombre. Decía Kieslowski, "La vida es mucho más
complicada de cuanto nos quieren hacer creer los curas: ninguno pone
en discusión estas reglas, pero estoy convencido, que a veces es
necesario transgredirlas, y de todas formas, esto ocurre todos los días".
El Decálogo de Kieslowski no es y no quiere ser una catequesis o una
lección moral, sino ilustraciones del sentido de la ley o
demostraciones de su validez.
Las diez
historias son capítulos de una misma historia. Siendo todas
heterogéneas, mantienen una unidad por la duración de cada
capítulo, el lugar en el que los hechos transcurren (el gris monoblock de
Stowki en Varsovia), el tiempo histórico (últimos años del régimen
comunista), el estilo narrativo, los personajes (el personaje
principal de un capítulo se transforma en secundario de otro o el
llamado "testigo silencioso" del que hablaremos a parte),
etc.
La realidad
del hombre revive en el cine de Kieslowski, mezclando la crónica con
otras dimensiones. "Filmo la metafísica" afirma el autor.
No es solo la valencia simbólica de la imagen o el potencial que tiene
para hacer volar la imaginación. Se trata de "otra cosa, de una
realidad que no se puede entender, que no se puede sistematizar en un
orden lógico, de la cual en sustancia no resulta nada, pero que
constituye una experiencia exaltante. Es verdaderamente bello. ¿Son
signos del más allá? No lo sé, pero se que existen en la vida de
todos los días y yo trato de filmarlos".
Gracias por esta entrada Boris,
ResponderBorrarAnna Ajmátova