viernes, 1 de abril de 2011
Lectura espiritual para la Cuaresma
"Aquellos que han iniciado la subida hacia el paraíso, deben hacerse continua violencia, sobretodo al inicio de su renuncia al mundo y hasta cuando no se hayan convertido en forma estable al amor de Dios y a una vida pura, deberán luchar contra su comportamiento hedonístico y su insensibilidad de corazón por medio de una sensible compunción. Se necesita un verdadero trabajo, unido a un amargo llanto, continuo e intimo, especialmente para aquellos habituados a una vida holgada, hasta que con simplicidad y profunda humildad no tengan un espíritu codicioso como un perro dispuesto a esperar sentado junto a un matadero, sino que estén empeñados en ser amantes de la pureza y de una obediencia afectiva. Pero no nos desesperemos porque todavía debemos tener cuidado de las pasiones. Nos sabemos impotentes, pero tenemos una fe inclaudicable en Cristo; confiemos a Él nuestra debilidad e impotencia espiritual, metiendo a su derecha nuestra mano, y si nos mantenemos en tan profunda humildad recibiremos seguramente ayuda más allá de nuestro mérito. Lo reconocen todos aquellos que inician este camino bello pero duro. estrecho pero fácil: entraron con un impulso al encuentro del fuego para obtener que habite en ellos un otro fuego, pero inmaterial." (San Juan Clímaco, La escala al Paraiso, I, 3)
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