miércoles, 23 de noviembre de 2011

El Árbol de la Vida (II)

Los críticos de cine se han dividido respecto a "El árbol de la vida". O se la ama o se la odia. 
Diré algunas cosas sobre el nivel técnico del film sin ser especialista.
Me parece un film bien hecho. Trabajado. La fotografia es excelente. Trata de resaltar los colores vivos de la naturaleza y juega mucho con la luz. Las imágenes "documentales" son espectaculares.
La música crece con el film y a la vez lo hace crecer. Es un repaso por buena parte de la historia de la música clásica. El encargado de la banda sonora reveló que cuando Malick le pidió su colaboración la primera idea que le vino a la cabeza fue la de la música new age, Mucho tuvo que conversar con el director, sin tener las imágenes para inspirarse, para captar la necesidad de música viva. Su inserción me parece muy lograda. Al punto de que después de ver el film volví a oir el Requiem de Berlioz y me pareció que sin las imágenes perdía fuerza. 
Las actuaciones están muy bien. Al pobre de Brad Pitt nos da la sensación que sus atributos físicos y que el hecho de despertar los suspiros de las jovencitas le juega en contra para ganarse el respeto por sus trabajos.
Pero creo que la mayor originalidad del film, y a la vez aquello que lo hace más dificil de aceptar, es el lenguaje visual-conceptual que propone. Malick lleva al extremo lo que había esbozado en "La delgada línea roja". La trama de la película es reducida al mínimo para dejar hablar a los personajes y al director a través de ellos. La cámara en mano, los saltos cronológicos, la confusión entre lo real y lo simbólico hace que a veces dudemos de si estamos viendo una obra maestra o una estafa. De hecho, creo que aquel que intente ir más allá por este camino encontrará el caos. 
El resultado es el estado de ensoñación en el que queda el espectador al final del film y que hace que solo se pueda tener una real opinión de la obra una vez que hemos reflexionado largamente sobre ella. 

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