Dos versiones de "Ad te levavi anima mea" introito de la misa del primer domingo de Adviento. La primera versión la lítúrgica gregoriana. La segunda, la versión de Jerónimo de Aliselda (1548-1591).
Ad te levávi ánimam meam,
Deus meus, in te confído, non erubéscam.
Neque irrídeant me inimíci mei,
étenim univérsi qui te exspéctant non confundéntur.
(Sal. 24,1-3)
A ti, Señor, levanté mi alma:
Dios mío, en Ti confío;
no sea yo avergonzado,
ni se burlen de mí mis enemigos:
porque todos los que en Ti esperan, no quedarán confundidos.
Dios mío, en Ti confío;
no sea yo avergonzado,
ni se burlen de mí mis enemigos:
porque todos los que en Ti esperan, no quedarán confundidos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario