jueves, 10 de noviembre de 2011

Elecciones en la CEA: una lectura optimista.


En este claustro no solemos ocuparnos de la política eclesial. Hoy vamos a hacer una excepción. 
La elección de las nuevas autoridades de la Conferencia Episcopal Argentina han levantado varios comentarios negativos. Nosotros trataremos de hacer una lectura positiva. 
La elección de Arancedo no es seguramente la mejor. Sin embargo, tenemos algún consuelo. Al parecer Bergoglio no ha podido imponer a sus candidatos (Radrizzani o Stanovnik). Si esto es así, pareciera que el Cardenal de Buenos Aires ha perdido influencia sobre sus hermanos en el episcopado. 
Arancedo tiene 71 años. Esto lo deja cerca del retiro y fuera de las candidaturas para la capital. La elección como presidente de la CEA de algún otro, de mayor recorrido, podía ser leida como un mensaje hacia Roma sobre la sucesión en la sede cardenalicia. De esta manera se le dejan las manos libres al Vaticano para actuar.
Quién secunda a Arancedo es Bressanelli, flamante obispo titular de Neuquén. Dejó de lado las buenas referencias que me han dado sobre este obispo. Lo cierto es que habiendo aceptado ser coadjuctor de Melani es probable que se haya ganado la antipatía de la parte del Episcopado más reacia a las directivas vaticanas. Si es así, ¿quién eligió a Bressanelli? ¿No hay figuras más claramente progresistas y con más posibilidades a futuro que el obispo de Neuquén, quién ya tiene 69 años? 
La sensación que me deja la elección es la de un cierto empate. Pareciera que se entró en la transición y no se sabe como seguir. Ahora le toca mover a Roma.

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